Especializado en ortopedia, el médico yucateco Edgardo Arredondo, compila divertidas y reveladoras anécdotas de su vida en el consultorio, demostrando que la medicina y la literatura son dos amores que se llevan extraordinariamente bien, en su más reciente novela Andanzas de médico.
En entrevista con Publimetro explica cómo su pasión por la literatura enriquece su práctica médica, fomentando la empatía y humanizando la atención al paciente. Con 12 libros publicados, su nuevo trabajo, compila anécdotas llenas de humor y aprendizaje desde el consultorio.

Tras el éxito de su primer decálogo, 10 consejos que nadie me pidió, pero me vale madres, vine a darlos, escrito durante la pandemia y que, por su impacto, es usado como libro de texto en la materia de ética de la facultad de medicina local, Arredondo recopiló 25 crónicas que muestran la cotidianidad, el humor y la humanidad de la práctica médica, así como humildes homenajes a maestros y colegas que dejaron huella en su trayectoria.
Para el médico, la literatura y la medicina se entrelazan de manera natural: “El médico que cultiva un arte tiende a ser más humanista; entiende el sufrimiento, desarrolla la empatía y, al final, se convierte en un médico humanitario”, comenta.
Más allá de la narrativa médica, experimenta con géneros variados: novela histórica, autoficción y relatos cortos, buscando siempre enganchar al lector desde la primera página hasta el epílogo.

Su obra es diversa. No solo escribe anédotas; también ha incursionado en la novela histórica con Amarílico (sobre la fiebre amarilla en Yucatán), el relato de no ficción con Bungo (sobre sacerdotes en la guerra de Angola), el suspenso con El cuarto siete, una noveleta de autoficción sobre una niña fantasma en una clínica y De médico a sicario, una novela de corte policiaco que provoca en el lector quererla terminarla en una sola leída.
El humor es otro ingrediente que Arredondo considera esencial en la medicina y en la literatura: desde la clínica, sus interacciones con pacientes se convierten en pequeñas historias que enseñan, divierten y humanizan la profesión.
“A veces son cosas muy chuscas, como pacientes que confunden gestos o instrucciones, y eso genera anécdotas que forman parte del libro”, explica, mientras recuerda que esas experiencias ayudan a romper el hielo y fortalecer la relación médico-paciente.

Su mensaje es claro: leer y escribir son herramientas para comprender mejor la vida y al ser humano. Y aunque combina consultas, investigación y escritura, asegura que la pasión por ambas disciplinas le permite seguir creando historias que conmueven, educan y divierten.
Andanzas de Médico está disponible ahora. Una invitación a asomarse a la medicina desde una perspectiva humana, divertida y profundamente cercana.