En este año, músicos poblanos han reportado al menos siete asaltos y robo de instrumentos, dependiendo el grupo, estos pueden alcanzar un pérdida de 30 a 40 mil pesos, señaló Gerardo Corte Ramírez, representante de las asociación de Músicos Poblanos Unidos.
Apuntó que durante la realización de eventos musicales, sobre todo en zonas alejadas a la capital, los asaltantes suelen esperar a que termine el concierto para sorprenderlos en su viaje de regreso, por lo que incluso han tenido que quedarse a dormir para poder conducir de día.
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“Son dos cosas, se roban los instrumentos o se esperan a que terminen los grupos cuando terminan de tocar y les bajan la lana, entonces ahora hemos tenido que terminar de tocar y esperar la mañana para poder viajar, pero estamos en este país que así está la situación”.
— Gerardo Corte, representante de Músicos Poblanos Unidos.
Asaltos se dan en el Triángulo Rojo
Indicó que esta situación se da con mayor frecuencia en la autopista que va hacia Veracruz, a la altura de Esperanza, y en la zona del Triángulo Rojo, por lo que piden a las autoridades mayor vigilancia o patrullaje en esa zona, pues “casualmente en los lugares donde hay más asaltos no hay más policías”.
El representante de los músicos poblanos comentó que en este 2022 se han registrado siete casos donde han sido asaltados o despojados de sus instrumentos musicales, pero solo en una ocasión pudieron recuperarlos.
Solo 2% cuenta con algún seguro
Comentó que dependiendo el grupo es el número de instrumentos que transportan, pero hay veces que se roban tráileres y la pérdida representa “muchos millones de pesos” y otros que no tienen tantas posibilidades, pero al menos significa una pérdida de 30 o 40 mil pesos.
En ese sentido, refirió que solo 2% de los músicos cuentan con algún tipo de seguro que los respalde ante los asaltos, pues dijo que para las aseguradoras es difícil la contabilización de los instrumentos por lo que no todos ofrecen este tipo de servicios.
Finalmente, Corte Ramírez comentó que alrededor de seis mil músicos en el estado encontraron otra vocación durante la pandemia, pues debido a la falta de trabajo por el paro de actividades no esenciales se vieron en la necesidad de buscar otro empleo y se emplearon en restaurantes, talleres mecánicos o de carpintería, entre otros.
