La inquietud y curiosidad de Rosa Itzal Guerra Caporal, estudiante de Psicología en la Universidad Iberoamericana, la llevó a poner en la mesa la salud mental como algo integral que involucra la parte social, pues no solo es reconocer las complejidades, sino tomar una postura y desde los intereses de cada persona incidir sobre el problema, buscando formas de ir transformando la realidad.
A sus 21 años, logró ser parte de la experiencia de defender una iniciativa de Ley ante el Senado, en la que destacó la importancia del cuidado y prevención de la salud mental, no como un problema que ha estigmatizado a diversas generaciones, sino como un tema de urgencia que debe acompañar a las personas para sanar y sentirse seguras dentro de los espacios o instituciones de salud pública donde son atendidas.
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¿Por qué te interesó este tema?
— Dentro de las aulas se habla mucho de la depresión y la ansiedad y de lo que desencadena en la sociedad, no somos seres aislados, estamos y nos desenvolvemos con la comunidad. Para mí darme cuenta de cifras fuertes, saber que actualmente la depresión es la cuarta causa de discapacidad, así como el suicidio de las primeras causas de muerte entre jóvenes de 15 a 30 años en el mundo, son datos duros, y yo desde el aula pensé ‘¿Qué más podemos hacer?’.
¿Cómo inició tu paso por el Senado?
— En julio pasado el Congreso de la Unión lanzó una convocatoria, me apareció en una de esas veces de ocio que estás en Facebook, y dije ‘a ver qué pasa’, la verdad no pensé que fuera a quedar porque los requisitos era presentar decretos y propuestas de ley, cuestiones técnicas que pedían, pero no estaba empapada de esos temas. Bueno, resulta que sí quedé y de ahí logré reunirme con otras estudiantes del país.
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El tema de la salud mental me doy cuenta que no es un tema que se pone sobre la mesa, llegando al Senado ocurre lo mismo, hace falta que se mire más que está ocurriendo en materia de salud.
Desde mi formación académica, considero que existe una estigmatización de la salud mental, creer que la persona que accede a los servicios de salud mental es porque padece algún trastorno específicamente, es la estigmatización, partir de ese paradigma y también que en México la prevención de la salud en general es un tema que tiene trasfondos económicos y sociales.
¿En qué cosiste tu propuesta?
— México está dentro de los países donde se firma el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030, en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que cada país debe invertir de un 8 a 10% del Producto Interno Bruto (PIB) en salud mental, hasta 2019, en nuestro país solamente hay una inversión del 2%, y de ese porcentaje, un 80% se va para hospitales psiquiátricos y el resto para prevención.
Una de las necesidades que yo propongo en la mesa con esta ley es que haya una mayor inversión por parte de las instituciones del estado a la salud mental, y específicamente a la prevención. La OMS destaca también que el suicidio, la ansiedad y la depresión, entre otros trastornos son prevenibles y los recursos que se necesitan para esa prevención son accesibles para los países, se pueden hacer programas de acción que no cuesten tanto.
Hay una desigualdad incluso a nivel país, en Ciudad de México el número de psiquiatras y psicólogos es mayor que en otras entidades del país como Puebla y Tlaxcala, donde es mínimo el número de especialistas que tenemos para la atención de la salud mental.
Estar ahí implicó que, con la formación que traigo, tenía que defender mi propuesta y decir por qué creía importante pasar al Pleno a hablar de salud mental, tener capacidad de convencimiento hacia mis compañeros, estos datos me pidieron explicar porque necesita ser escuchado, igual dentro de las comisiones que se formaron en este espacio ninguna atendía la salud mental, ni física.
¿Qué sigue después de presentar el tema?
— Estas propuestas se dialogan con otros compañeros y se agregan a cinco iniciativas de ley que se entregan a los senadores, dependiendo de la comisión en que vaya el tema, en caso de que sean aprobadas o llamen la atención volvemos a ir al Senado para dialogar ya directamente con los senadores interesados.
Sumando más a la propuesta y sobre lo que venía trabajando, también contempla espacios seguros para las personas que son atendidas por algún padecimiento mental, que las personas que los atiendan tengan capacitaciones y estén certificados en su labor, a fin de que las personas no sean vulneradas en sus derechos al llegar a estos centros donde son atendidos.
¿Pensarías en llevar esta propuesta al Congreso de Puebla?
— Fue un primer ejercicio para poner el tema sobre la mesa y dialogarlo con los jóvenes. La Ibero me ha brindado ese panorama, hacia dónde puedo dirigirme, pero ahora dentro de mis inquietudes está seguir aportando de lo que he aprendido, aliarme con personas que también están trabajando en el tema.
¿Qué factores han hecho más visible la atención a la salud mental?
— Definitivamente la pandemia nos demostró la fragilidad que tenemos como seres humanos, y no solo eso, que los servicios de salud tuvieron un reto al tener que darle servicio a miles de personas. Son focos rojos que están alrededor, el tema económico y social que a veces nos limita a vernos a nosotros por uno mismo, sin ver que el de a un lado la está pasando mal o está atravesando situaciones difíciles, muchas veces las dinámicas sociales nos llevan a pensar que tenemos que caminar solos.
El uso y el discurso detrás de las redes sociales, los estereotipos que van permeando en las generaciones nos invita a caminar solos, por ejemplo, las imágenes que se proyectan y que generan algún tipo de trastorno, tienen un discurso también que nos invitan a trabajar solos.
Después de mirarnos tan vulnerables, que la vida nos puede atravesar en cualquier momento, debemos trabajar en la capacidad de mirar al otro y brindarle ayuda en la medida de lo posible, que no estamos solas ni solos, tejer redes y buscar ayuda porque no estamos solos.