En el marco del Día de las Madres, madres solteras en México han levantado la voz para señalar la falta de políticas públicas que atiendan sus necesidades específicas, especialmente en lo que respecta al cuidado de sus hijos mientras trabajan y la falta de espacios de lactancia adecuados en los lugares de trabajo.
Gabriela Lobato Santos, maestra de inglés en línea y madre soltera de una niña de tres años, ha experimentado personalmente los desafíos emocionales y económicos que implica ser madre soltera y trabajar a tiempo completo.
Apuntó que en su caso, la falta de guarderías para el cuidado de los menores son esenciales para las madres que no tienen acceso al seguro social o carecen de un empleo formal, pues muchas veces no tienen quien les ayude en el cuidado de los hijos mientras ellas laboran.
Señaló que este grupo de madres, que representa una mayoría, se encuentran “en el limbo”, ya que emprendedoras, independientes, “mamás luchonas”, carecen de un protocolo adecuado de apoyo por parte de las autoridades, no solo económico, sino del cuidado de las infancias, así como espacios públicos de aprendizaje.
“Las mamás que no trabajamos de manera formal, y somos la mayoría, no podemos comprometernos a un horario laboral constante que nos permita tener acceso a beneficios como servicios de guardería”, señala Lobato Santos.
Lobato Santos consideró que ser madre soltera ha sido difícil, pero sino fuera por su trabajo que es a distancia no podría estar a cargo de su hija, además de que en ocasiones sus familiares la apoyan en el cuidado de su hija, pues de lo contrario, sola no podría.
“No creo que haya un razón única por la que estamos solteras, el empoderamiento es una mezcla con la resignación a la falta de palabra de los hombres, nuestros hijos no van a dejar de comer, ni dejar de ser felices, y nosotras no estamos dispuestas a permitir el abandono que se permitió para nosotras”, apuntó.
Por otro lado, Karla Castellanos López, trabajadora administrativa para la Secretaría de Educación Pública (SEP) y también madre soltera, ha enfrentado desafíos similares en su vida laboral y como madre. La necesidad de equilibrar el trabajo con la crianza respetuosa de su hijo ha requerido un esfuerzo adicional, especialmente en lo que respecta a la organización del tiempo y la actualización profesional.
“Es complicado en sí trabajar y maternar, tanto en organización de tiempo como carga mental; lo más difícil ha sido actualizarme pues no cuento con el tiempo o espacio para hacerlo”, expresó.
Destacó la importancia de llegar a acuerdos con su empleador para cubrir las necesidades de su hijo, así como la necesidad de mejorar los espacios de lactancia en los lugares de trabajo. “Un recién nacido, así como la mamá, necesitan más de 90 días para tomar el ritmo de su nueva vida”.
También dijo que en coordinación con la SEP, se podrían acordar fechas uniformes para entrega de evaluaciones, reuniones, entre otros, y que la Ley Federal de Trabajo los considere para facilitar a las madres cumplir con la responsabilidad académica de sus hijos.