Opinión

Aquiles

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Aquiles moribundo en achilleion, Corfú Grecia. / Cortesía

Aquiles, también conocido como Aquileo, es en la mitología griega, un héroe de guerra. Hijo de la diosa Tetis y Peleo, nieto de Zeus, nace con grandes virtudes para la estrategia y la batalla. A su vez, era nieto de Eaco, por lo que se le llama a menudo “Pelida” y “Eácida”.

“El Hombre” de la guerra de Troya y uno de los principales protagonistas de la Ilíada de Homero, ha dejado números seguidores sin importar el tiempo y las creencias. Se le relacionó sentimentalmente con Briseida, Polixena, Deidamía y su amado Patroclo.

Su papel en la guerra fue decisivo para la victoria de los griegos, pero eso no significaba que pudiese asistir a la caída de Troya. Pese a sus cualidades sobrehumanas, Aquiles era mortal. Su muerte fue anticipada y, al contrario que otras figuras como Heracles (Hércules), no le esperaba la edificación, sino una vida de desesperanza en el mundo de las sombras.

La extrema fortaleza, crueldad, arrogancia y belleza de Aquiles se convirtió en el prototipo de todos aquellos que quisieran pagar por vivir una vida ilustre, peligrosa y acelerada (Ramírez, Silvia y Torres, Roberto, 2015, 21 de agosto).

Tetis, madre de Aquiles, sabiendo que su hijo no alcanzaría la madurez, decide sumergirlo en las aguas de la laguna Estigia, las cuales conducían al averno, con la finalidad de que su hijo, fuera inmortal. Muy cerca estuvo de lograr su cometido, pero dejó fuera del agua, el talón del pequeño Aquiles, convirtiéndose en su punto débil y la causa de su cruel destino.

Aquiles recibió la mejor educación, al ser instruido por el centauro Cirón, quien ya había compartido sus enseñanzas con otros guerreros e incluso dioses. El héroe de Troya, se formó en la carrera de una manera intensa, lo que le permitió ser de mucha utilidad en el campo de batalla. Su velocidad le valió el apodo de “pies ligeros”.

Troya, fue el escenario perfecto para que Aquiles pudiera demostrar no sólo su capacidad en el campo de guerra, sino la sangre fría y la soberbia que le corrían por las venas. Los troyanos sentían el miedo cada vez que le veían aparecer en su cuadriga con su auriga, Automedonte. Dos caballos inmortales, Xanto y Balio, que podían incluso hablar, tiraban de la cuadriga. Incluso antes de empezar el asedio de la ciudad, Aquiles mató a Cieno, uno de los hijos de Poseidón, que era inmune a las armas ordinarias, por lo que Aquiles optó por estrangularle con la cinta de su propio casco (Ramírez, Silvia y Torres, Roberto, 2015, 21 de agosto).

Uno de los sucesos más dolorosos para este héroe, fue la muerte de Patroclo…pero esa historia, la contaré en la siguiente colaboración, porque de Aquiles, aún hay más de qué hablar.

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