En la actualidad enfrentamos un momento de inflexión en la historia contemporánea de México. A nivel mundial tenemos la claridad de que no nos encontramos en una época de cambios, sino en un cambio de época.
Esta sería la primera tormenta perfecta que enfrentamos, la cual se manifiesta en la transición hacia un mundo multipolar, el ascenso de nuevas potencias, el nacionalismo económico y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, donde configuran nuevas dinámicas globales.
Para México, este cambio representa desafíos y oportunidades. La relocalización de cadenas de suministro abre posibilidades de crecimiento, sin embargo, también implica la necesidad de garantizar seguridad jurídica para atraer inversión. En el apartado de retos, las tensiones internacionales podrían obligar a México a redefinir su política exterior para equilibrar sus relaciones con distintos bloques de poder.
La segunda tormenta perfecta que se nos presenta es el reacomodo geopolítico mundial, que vive un proceso de transformación acelerado, particularmente a partir del segundo mandato del presidente Trump. La guerra en Ucrania, los conflictos en Medio Oriente y la crisis energética global han modificado las prioridades de las grandes potencias.
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En este contexto México debe navegar con prudencia. La renegociación del T-MEC y las presiones de Washington en temas como el combate a los cárteles del narcotráfico y la migración exigen estrategias bien definidas. La soberanía nacional se pone a prueba cuando se enfrenta a decisiones que pueden entrar en conflicto con intereses de Estados Unidos.
La tercera tormenta perfecta se manifiesta en el cambio de régimen político de México. La autodenominada “Cuarta Transformación” impulsa
Un cambio de régimen político que redefine su modelo de gobierno, poniendo en el centro del debate el papel del Estado en la economía, la relación entre los poderes públicos, el fortalecimiento y la concentración de poder del presidencialismo, traducido en un debilitamiento de las instituciones y la democracia.
En este rubro el reto fundamental para la sociedad en México es el de salvaguardar una democracia sólida y funcional que garantice estabilidad y desarrollo.
Finalmente, México se encuentra en una encrucijada histórica. Estas tres tormentas perfectas, el cambio de época, los reacomodos geopolíticos y la transformación del régimen exigen respuestas estratégicas para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos. La clave será encontrar un equilibrio entre modernización y soberanía, integración global y estabilidad democrática, para garantizar un desarrollo sostenible e incluyente en las próximas décadas.
Las implicaciones de estos procesos son profundas y afectan todos los ámbitos de la vida nacional. Por ello, es preciso primero saber en dónde estamos y a donde nos dirigimos para hacerlo mejor.
Amable lector agradezco sus comentarios en mi cuenta de X @EUribarren