El ex presidente Andrés Manuel López Obrador, cumplió su objetivo a cabalidad, pasar a la historia, probablemente no como él lo imaginó, como un moderno Benito Juárez, pero sí como un López Portillo, recargado.
Su discurso de odio, la división sembrada desde las mañaneras, las obras inútiles , a un sobre costo casi irracional, el auto ostracismo del país en temas y cumbres internacionales, el manejo homicida de la crisis del COVID por parte del “Doctor Muerte”, Hugo López Gatell, la persecución a periodistas, el homicida desabasto de medicamentos, la inseguridad rampante pero sobre todo el cinismo, es lo que marcará el sexenio de AMLO, de que pasará a la historia, lo hará.
Sin embargo las cosas parecen haber empeorado, si bien la presidenta Sheinbaum ha tenido un muy diferente tratamiento al tema de la delincuencia organizada y gracias a la presión de Trump, no le ha quedado de otra que enfrentar a los cárteles y combatir en tráfico de fentanilo, se ha reducido de manera considerable el discurso de odio y división desde palacio nacional y México parece una vez más integrarse a un mundo comercial y políticamente hablando del que nunca debió alejarse.
Sin embargo, la presidenta ha decidió hacer realidad algunas de las fantasías de AMLO, dinamitar y destruir el poder judicial, con un costo de 11,000 MDP se llevó a cabo la elección judicial, que como se vaticinó, fue un completo fiasco y llevará al país a una profunda crisis, de por sí estábamos mal, en materia de impartición de justicia.
La militarización absoluta de la Guardia Nacional, lo que no logró AMLO ya es una realidad con Sheinbaum, lejos de regresar a los militares a los cuarteles se les ha seguido dando poder, dinero y hasta obras públicas y puertos para administrar, ahora también podrán lanzarse como candidatos en las elecciones.
Si los periodistas sufrían un día sí y otro también, el acoso presidencial desde las mañaneras, ejemplos como Ciro Gómez Leyva y Carlos Loret de Mola, ¿ya sabemos cuánto gana?, hoy se ha pasado del acoso verbal a la violencia económica y persecución política y criminal, la ley censura en Puebla, la criminalización del periodismo en Campeche y la persecución a tuiteros como Laisha Wilkins, hoy nos demuestran que se puede hablar de libertad en la mañana y encarcelar periodistas en la noche, la reforma en telecomunicaciones amenaza con convertirse en el vehículo para que el gobierno sea dueño de nuestros datos más íntimos, una red de espionaje institucional.
Para los que creíamos que Sheinbaum podría ser mucho mejor que López Obrador, parece que nos equivocamos, la presidenta está materializando los sueños más absolutistas de su maestro y mecenas político. ¿Y la oposición? Bien gracias, pintando bardas.