En medio de los paisajes agrestes de la Sierra de Santa Rosa, un grupo de mujeres y hombres en formación como Agentes de Investigación Criminal vivió su última prueba antes de recibir la placa: un entrenamiento físico, táctico y simbólico conocido como “El Temple de Acero”. Más allá de la resistencia, lo que se juega en ese recorrido es la preparación para enfrentar el verdadero reto: la realidad del crimen en Guanajuato.
Durante seis meses, los futuros agentes se entrenaron en técnicas de investigación, medicina táctica, derechos humanos, análisis de información y trabajo bajo presión. Pero el cierre del proceso no ocurrió en un aula, sino en el terreno, con pruebas diseñadas para medir carácter, empatía y temple emocional.
La Sierra de Santa Rosa es exigentes por las condiciones de altura, clima extremo y terrenos irregulares fortalecen tanto el físico como la resistencia mental, replicando situaciones reales que enfrentarán en operativos fuera de la ciudad.
En 2025 ya se han graduado 28 cadetes en la capital del estado, como parte de las generaciones quinta y sexta de la Academia de Formación Policial.
Estas cifras reflejan un reforzamiento en la plantilla policial, ahora con una base de entrenamiento que va más allá del aula, poniendo a prueba la capacidad de los agentes en escenarios reales y desafiantes.
Un puente simbólico antes de entrar al campo
El momento más esperado llega al final: el cruce del llamado “Puente de la Transición”, una estructura simbólica que marca el paso de estudiantes a agentes operativos. Solo quienes superan todas las pruebas pueden cruzarlo y recibir su placa.
Estos nuevos agentes egresan en un estado que ha enfrentado altos niveles de violencia e impunidad, donde las capacidades reales se pondrán a prueba más allá de cualquier simulacro.
