El estado de Jalisco continúa posicionándose como una de las entidades pioneras en México al consolidar el primer padrón estatal de “Empresas Pro Integridad”, una iniciativa que busca fortalecer la confianza de inversionistas y trabajadores mediante transparencia y autocontrol.
De acuerdo con lo compartido por el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, esta distinción simboliza el compromiso del gobierno y del sector privado por reducir riesgos de corrupción, ofreciendo al estado ventajas competitivas que lo convierten en un destino atractivo para el capital nacional y extranjero.
“‘Al Estilo Jalisco’ nos seguimos posicionando como el oasis de las inversiones de Latinoamérica”, celebró el mandatario emecista.
Reconocimiento busca marcar la diferencia
El gobernador Pablo Lemus compartió que estas 120 empresas en Jalisco recibieron el distintivo “Pro Integridad” con lo cual son reconocidas y certificadas por cumplir con políticas internas de autorregulación, controles anticorrupción y un compromiso genuino con una cultura de ética laboral.
Este logro, aseguró, es posible gracias al trabajo coordinado entre la Contraloría estatal, la Coordinación Estratégica de Crecimiento y Desarrollo Económico, y diversas cámaras y organizaciones empresariales.
Al sumarse a este padrón, las empresas pueden contar con un respaldo adicional frente a proveedores, clientes y autoridades, pues se demuestra que cumplen con estándares más rigurosos que los requeridos por ley.
Se espera que este modelo sirva como palanca para atraer nuevas inversiones: “Al Estilo Jalisco”, expuso el gobernador, se consolida como un oasis de oportunidades para los negocios en Latinoamérica .
Tejen red empresarial contra la corrupción
Cabe señalar que esta política se enmarca dentro de una estrategia más amplia contra la corrupción, alineada con los esfuerzos a nivel nacional y estatal para impulsar la transparencia en el ámbito empresarial. Más que un distintivo, el registro busca crear una red de empresas comprometidas con buenas prácticas, donde la autorregulación y los mecanismos de denuncia formal se vuelven parte de la rutina operativa.
Además del prestigio que les otorga la certificación, las empresas con el distintivo “Pro Integridad” optimizan sus procesos, refuerzan la capacitación de su personal y tienen mayores posibilidades en concursos públicos.
La renovación anual y las auditorías internas aseguran que mantengan altos estándares éticos de forma continua.
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