Existen diversas razones por las cuales los propietarios de un auto buscan conservarlo por muy largo tiempo. Entre las causas más comunes podemos encontrar desde ese vínculo personal por las historias a bordo, el gran desempeño que ha mostrado el auto, el valor histórico (imaginario o real) de cierto modelo o ejemplar, hasta la imperiosa necesidad de tener un auto y la falta de posibilidades para adquirir otro.
Las condiciones en las que envejece un auto, dependerán enormemente del cuidado que haya puesto el propietario en su conservación. Piezas, mecanismos y sistemas completos, sufren degradación tanto por el uso, como por el inexorable paso del tiempo, pero el mantenimiento preciso y oportuno pueden ser la diferencia entre conservarlos o desecharlos. En este punto, es donde se pueden dividir los autos antiguos, de los autos viejos.
Si bien es cierto que existen autos en mal estado que en nada tiene que ver su edad, es muy común que consideremos un auto chatarra a ese vehículo que ha envejecido al punto del deterioro “sin remedio”. Lo escribo entre comillas, porque las técnicas modernas de restauración han hecho verdaderos milagros, “rescatando” autos cuyo destino parecía final estar en la compactadora.
Ahora bien, ¿qué pasa con estos autos chatarra, viejos, maltrechos o inservibles, especialmente si yo tengo uno?

1. Reenfoca
Lo primero que deberás pensar si tienes un auto chatarra es: ¿por qué lo he conservado? Vaya, no se trata de atormentarte a ti mismo, sino analizar el porqué de ese esfuerzo que has hecho para no deshacerte de él antes. Quizás esperabas tener el tiempo o el dinero para restaurarlo, tal vez soñabas con que aumentara su valor con los años, quizás se trataba de una parte de tu patrimonio que no estabas listo para ver desaparecer, o simplemente se te hizo natural conservarlo mientras sirviera.
Este punto es importante, ya que tenerlo claro te ayudará a decidir el futuro del auto, ahora que ya no funciona. ¿Será que puedes dejar de posponer la restauración? ¿Terminaste de convencerte del valor real del auto? ¿Cuál es el costo de conservarlo por más tiempo? ¿Puedes monetizarlo aún? La decisión es tuya y los resultados pueden ser una carga o un beneficio según lo analices.

2. Estudia las posibilidades
El dicho popular “no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después” viene al caso, ya que es posible que los planes que hicimos con nuestro auto cuando nuevo -o al menos cuando funcionaba-, se encuentren ya muy lejos de ese escenario que alguna vez planteamos ahora que se han convertido en chatarra.
Quizás pensaste que el auto podía esperar a ser reparado y continuaste usándolo con alguna falla. Es común que una descompostura sencilla así, termine por dañar otros componentes si no se repara a tiempo. Lo que pudo ser (o parecer) un trabajo sencillo, quizás no lo es después de todo.
Tal vez te imaginabas restaurando el auto para conservarlo o para revenderlo. Es muy probable que el elevado costo de esta clase de trabajo esté lejos de justificar la faena a menos que se trate de un ejemplar con un alto grado de exclusividad, de lo contrario, deberemos estar dispuestos a asumir las pérdidas.

3. Véndelo
Antes de que decidas colocarlo en un cementerio o depósito, en un deshuesadero, vender las piezas tú mismo, o tratar de colocarlo mediante una subasta, lo más importante es que seas consciente del estado del auto o piezas así como de las condiciones de oferta y demanda para ese vehículo y sus refacciones.
El mundo digital ha contribuido a la globalización, por lo que ya no debemos limitarnos a mercados locales o a nuestra limitada red de conocidos. La posibilidad de conectar con compradores particulares, clubes, foros especializados o curiosos, así como la facilidad para llevar los vehículos y piezas a cualquier parte del mundo, nos permiten tomar la mejor decisión de venta para cierto modelo.

4. Restáuralo
Créeme, se dice más fácil de lo que es. Pensando en un vehículo antiguo hay que comenzar considerando la posibilidad de adquirir las refacciones necesarias. Además, no se trata sólo de juntar esa colección de piezas, sino de tener la habilidad de unirlas con maestría: trabajo de fabricación y modelado de plástico, metal o fibra, hojalatería, mecánica, electricidad, electrónica, principios técnicos de ciertas marcas y/o modelo, y pintura, son sólo algunas de las cosas que hacen de la restauración un trabajo más cercano al arte que a la maquila.
Si no tienes los conocimientos y habilidades para realizar el trabajo, o al menos el tiempo y el interés para aprenderlo lentamente, la restauración debe realizarla un profesional o incluso un grupo de ellos, con todos los gastos que eso implica. Ésta no es una opción mejor o peor que venderlo, simplemente tiene un nivel de complejidad y costo que no están al alcance de cualquiera.

5. Consérvalo
Aunque parezca un disparate para muchos, hay gente que no puede o no quiere desprenderse de ese auto que significa tanto para ellos. Tomar una decisión como esta, tiene algunos inconvenientes como procurarle un almacenaje seguro, frenar la degradación y evitar que se convierta en un agente contaminante, entre otros.
La idea de conservar un auto chatarra suele ser motivo de descontento con familiares, vecinos, e incluso con el municipio, dependiendo de las condiciones en las que se guarde el auto. Por eso es importante una conversación franca y una toma de decisión informada para que estos problemas no acaben con la buena intención de mantener la propiedad del auto.
