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La columna de Helios Herrera: El fantasma del “échale ganas”

El “échale ganas” es un fantasma permanente. En 25 años de experiencia profesional como consultor y conferencista no conozco a nadie que no tenga ganas; todos tenemos ganas de muchas cosas para nosotros mismos y para los que nos rodean, todos queremos mejorar nuestra vida, mejorar nuestra salud, nuestra relación de pareja, queremos ganar más dinero, pero no lo lograrás con ganas, sino con el producto de tu esfuerzo, dedicación, trabajo y productividad.

Queremos hacer muchas cosas y hacerlas bien; ganas no nos faltan, piensa y dime si has escuchado esto cuando alguien dice:

– “¡Éste será el mejor año de mi vida porque voy a comprarme un coche, voy a viajar, voy a mejorar mi relación de pareja y la comunicación con mis hijos!”; ¿qué tendré que hacer para lograr todo esto? Y casi en automático la respuesta es: ¡échale ganas!

Esto más bien suena como “tú puedes”, y no dudo que sea con toda la buena intención que te lo digan, pero… ¿qué es esto de “échale ganas”? Nada más ambiguo y sin significado. Las ganas no alcanzan, no son suficientes, no lograrás nada con echarle ganas solamente.

Te lo pongo en un simple ejemplo: imagínate que llegas con un maestro de natación y le dices que quieres aprender a nadar y el maestro te pregunta si traes ganas, obvio le responderás que sí, y acto seguido te avienta a la alberca; lo más seguro es que mueras entusiasmado y ahogado porque las ganas no te alcanzaron, ya que aunque son necesarias, no son suficientes.

Además de echarle ganas hay que echarle trabajo, disciplina, hacer un plan, estructurar información. Tienes que aprender y practicar, aprender y practicar, y así hasta que logres todo lo que te propongas como metas y objetivos. Claro que hace falta esta parte de actitud, de emotividad, pero no es suficiente, hay que hacer mucho más.

Piensa que estás con un cardiólogo que te va a operar, y ya en la cirugía le comenta a su ayudante que te estás muriendo, ¿te imaginas al otro diciéndole a su colega que le “eche ganas? Yo no. O que ¿se le echan porras al corazón? No creo. Esto es el vivo ejemplo de que las ganas solitas no son suficientes; se necesita constancia, persistencia, compromiso, disciplina, trabajo y enfoque.

¿Cuántas veces queremos que nos vaya bien sin esforzarnos mayormente y tener éxito a la primera? Difícilmente lo conseguirás, ya que la persistencia, la que te hace alcanzar tus metas y sueños, tiene que ver con el compromiso ante todo lo que quieras lograr.

¿Te has puesto a pensar el daño que le hacemos a los niños diciéndoles que no a todo? No subas, no bajes, no corras, no bajes las galletas que tanto quieres, todo ello equivale casi a “no persigas tus sueños y no alcances tus metas?, pero ¿cómo le hace un adulto para cambiar esas ideas tan arraigadas?

Enfócate en qué quieres hacer y en el entendimiento de que todo aquello que deseas lograr, en cualquier ámbito de tu vida –en lo económico, en lo personal, con la pareja, en lo familiar, en tu productividad–, lo puedes construir a partir de que sepas qué tienes que llevar a cabo para alcanzarlo y aprendas a hacerlo, seas el ejecutivo de una empresa, mesero, doctor, taxista, maestro o estudiante. Recuerda que nacimos sin saber caminar; es más, nacimos sin saber ir al baño, tuvimos que aprender a hacer todo en nuestra vida.

No olvides que cuando posees el conocimiento correcto, puedes enfocar lo mejor de ti con un plan estructurado y avanzar en tu vida; si no lo haces así, solamente te frustrarás y mucho. Imagínate que yo le eché muchísimas ganas, pero no aprendí cómo hacerlo, porque no practiqué, entonces me paso la vida echándole muchas ganas a todo, pero después de 10 años de intentarlo estoy frustrado, ya que siento que fui un mediocre y me duele, porque por más que le eché ganas, no tuve resultados.

Pensemos que las ganas son como la gasolina: si no hay coche, no hay volante; no hay enfoque y no hay motor, pues aunque tengas muchas ganas, te vas a quedar con ellas para cumplir tus metas y alcanzar tus sueños y objetivos.

No olvides que puedes mejorar tu vida en cualquier aspecto, pero no solamente con ganas. Debes investigar lo que tienes que hacer para lograr lo que quieres, y lo más importante es realizarlo adecuadamente. Lo que la mente del hombre concibe y cree se puede lograr moviendo estas dos grandes palancas: APRENDIZAJE Y PRÁCTICA.

Piensa, reflexiona y actúa.

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