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La coalición Frente a Todos, en la que se engloban los partidos oficialistas de Argentina, registró malos resultados en las elecciones primarias del país. En estas se decidieron los candidatos que podrán competir a las parlamentarias del 14 de noviembre.
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Con el recuento, el oficialismo del presidente Alberto Fernández apenas convenció al 29% del electorado mientras que en el lado opuesto, el bloque opositor, reunido bajo la coalición Juntos por el Cambio, alcanzó el 40.8%.
Por otro lado, la extrema derecha, liderada por el economista Javier Milei, se consolidó como la tercera opción escogida por los argentinos.
En concreto, en la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral de Argentina y dominado por el partido del presidente, Alberto Fernández, Frente a Todos logró el 33.4% de los votos.
Al cierre de los colegios electorales, la participación se fijó en el 67% de los casi 34 millones de argentinos que estaban llamados a las urnas. Esto supone la participación más baja de unas primarias desde su primera celebración en 2011.
Frente a Todos apenas logró vencer en seis de los 24 distritos del país. Además, perdió seis de las ocho provincias que escogerán senadores en las elecciones parlamentarias de noviembre.
Con la vista en las parlamentarias
Una de las características más destacadas de estos comicios es su capacidad para determinar los candidatos que en noviembre se podrán presentar para la renovación de la mitad de la Cámara de los Diputados —127 escaños están en juego– y un tercio del Senado —24 escaños–.
La cohesión de las candidaturas del oficialismo le daban en principio una ventaja sobre los opositores, que ha presentado hasta seis aspirantes en algunas circunscripciones. La importancia de las primarias en Argentina recae en que los resultados suelen predecir la intención de voto para los próximos comicios.
