Es innegable que este corte de caja, llamado quinto informe de gobierno, muestra un panorama decepcionante. La gestión de Enrique Peña Nieto ha dejado hasta el momento, un país en condiciones peores de cómo lo encontró en 2012 a pesar de contar con las reformas que exigía. Según la encuesta de “De las Heras Demotécnica”, un 22 por ciento aprueba su gestión mientras que el 62% lo desaprueba.
El gobierno no entiende ni escucha a los ciudadanos, muestra de ello es la fuerte campaña publicitaria en radio, publicaciones, espectaculares y televisión que pretende vendernos un México de primer mundo, pacífico y armónico muy diferente al que vivimos todos los días.
Peña Nieto aseguró que el Gobierno “trabaja a favor de la seguridad, justicia, transparencia y el combate a la corrupción” y que la seguridad es “la más alta prioridad del Gobierno”, el problema es que ese “trabajo” no es evidente, los primeros seis meses de este año han sido los más violentos desde 2011, año que por cierto se consideraba el más complicado en el tema. Junio de 2017 fue el mes con más homicidios en los últimos 20 años, por primera ocasión se superó la barrera de los 2,200 casos, el robo de autos con violencia y los secuestros también incrementaron de forma alarmante.
Una de las variables que debe tomarse en cuenta en la evaluación de este sexenio es que ha tenido condiciones políticas inéditas, contó con el apoyo de la mayoría de las fuerzas políticas en el Congreso para aprobar reformas como la de Telecomunicaciones y la Educativa, situación que no tuvo la administración anterior pues el PRI como oposición le negó a México las reformas que necesitaba.
La reforma educativa, por ejemplo, ha sufrido atrasos y está en juego ante la falta de infraestructura escolar adecuada y los embates sindicales que han descafeinado los alcances de la evaluación magisterial y han eliminado sanciones por ausentismo laboral.
Es un pesar que la única de las reformas de Peña que han ejecutado cabalmente es la Fiscal que ha incrementado los impuestos, según datos del mismo Gobierno Federal, aunque México no depende ya de ingresos petroleros que pasaron del 40 al 16%, hoy las finanzas del país descansan en la recaudación tributaria, es decir, en los mayores impuestos que pagan nuestras familias y las empresas, muchas de ellas cautivas desde siempre. Complementado con una deuda pública que ha alcanzado ya el 50% del PIB.
Económicamente, el crecimiento nacional es mediocre pues mientras en el sexenio anterior según datos del Banco Mundial, el Producto Interno Bruto llegó al 5.1% en 2010 y al 4% en 2012, únicamente ha crecido un 1.4% en 2013, 2.3 en 2014, 2.6 en 2015 y 2.3 en 2016.
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¿El PRI-Gobierno está moviendo a México? Sí, pero de vuelta al pasado. El 46% de los mexicanos consideran que el país ha retrocedido en la actual administración.
Esta administración pasará a la historia como el sexenio de la corrupción y de la impunidad en la que los cercanos al Presidente se enriquecieron mientras que el número de personas en pobreza creció pues avanzó del 51.6% en 2012 a 53.2% en 2014.
Es tiempo de que los ciudadanos veamos que tenemos frente a nosotros dos opciones: Apostar por un cambio responsable que ofrece terminar con la corrupción o inclinarse por supuestas soluciones que no son más que demagogia y populismo. Los que dijeron que “sabían gobernar” fallaron, es hora de recuperar la ruta de la alternancia y la consolidación de nuestra democracia; reconstruir el país tras 88 años de influencia del PRI no es fácil ni será algo rápido. Los 12 años de gobiernos del PAN demostraron que sí se puede gobernar de forma distinta y con mano firme, con gobiernos humanistas y solidarios. Es hora de que este sexenio lo dejemos como una de las páginas oscuras de nuestra historia, como una página de la que aprendimos para construir un mejor futuro.