Por primera ocasión en la historia contemporánea de México, el Congreso de la Unión cuenta con una representación mayoritaria de auténticos representantes populares.
De tal modo, como manifestó el 29 de agosto la maestra Ifigenia Martínez, al instalarse la LXIV Legislatura: “Se cristalizan los esfuerzos de muchos años de lucha y se tiene, por primera vez, un Congreso manifiesta y mayoritariamente de una izquierda democrática”.
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Porque ese día, en efecto, con los diputados y senadores de Morena y partidos aliados arribaron al Congreso de la Unión millones de mexicanos marginados del control sobre su propio destino que, de manera asaz autoritaria, usurpó una cúpula ajena a los intereses populares.
Y con los genuinos representantes del pueblo llegaron también generaciones de luchadores sociales que dedicaron su vida a la transformación democrática y con justicia del país, como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo, Othón Salazar, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, estudiantes del 68, ferrocarrileros, maestros y tantos más.
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En las respectivas sesiones de apertura legislativa, Martí Batres Guadarrama fue designado presidente de la Mesa Directiva del Senado, mientras Porfirio Muñoz Ledo, sin duda el parlamentario más sobresaliente de México, recibió el mismo nombramiento en la Cámara de Diputados.
Los legisladores de Morena están conscientes de que el 1 de julio la ciudadanía les concedió la mayoría en el Congreso para impulsar la cuarta gran transformación de México. Para consolidar la democracia política, impulsar un desarrollo económico y social compartido y garantizar un sistema de bienestar social.
Por eso, en su primera declaración como dirigente del Senado, Batres Guadarrama reiteró la decisión de Morena de reducir de forma sustancial –42 por ciento– los ingresos de los senadores, que incluyen la cancelación, entre otros rubros, de los seguros de gastos médicos mayores, de retiro individualizado y estímulos por evaluación.
El coordinador del grupo parlamentario de Morena en esa misma cámara, Ricardo Monreal, suscribió la convicción de implantar una estrategia de profunda austeridad republicana, al señalar la intención de esa bancada de disminuir, en más de mil 500 millones de pesos, el presupuesto de ese organismo parlamentario para 2019.
En el mismo tenor, Mario Delegado, coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, resaltó que se impondrán amplias medidas de austeridad en los ingresos de esa bancada. Y que, una vez nombrada la Junta de Coordinación Política, pugnarán por aplicar medidas de ese tipo en el conjunto del órgano legislativo.
Explicó, al respecto, que buscarán cancelar, en lo inmediato, los seguros de gastos médicos y de retiro, vales de comida y para telefonía, consultorías externas. Y desde luego, impulsar una profunda política de austeridad en el presupuesto de la cámara baja para 2019.
Pese a su amplia mayoría en ambas cámaras, Morena se ha comprometido a no arrollar a los legisladores de otros partidos. Por el contrario, como afirmaron Muñoz Ledo y Martí Batres, pretende alcanzar el consenso a través del diálogo.
Por eso, en el marco de los planteamientos éticos y políticos hechos por Andrés Manuel López Obrador, se comprometieron a que el recorte de gastos será premisa esencial de su quehacer parlamentario. Como también lo será el combate a la corrupción.
Y que los significativos ahorros en ambas cámaras se destinarán a favorecer las necesidades de los grupos mayoritarios de la población y el desarrollo del país.
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Empero, la estrategia de austeridad es tan sólo un primer paso. Porque, aunque promisorio, el combate por cambiar a México en un país justo y próspero, a salvo de las brutales desigualdades a que lo llevó el oscurantismo neoliberal, apenas comienza.
Puesto que, como acepta el propio López Obrador, todavía no hay victoria definitiva. “La habrá cuando no haya pobreza, ni corrupción ni violencia, y cuando se logre la reconciliación nacional y se recobre por entero la gloria y la grandeza de México”.
Por lo pronto, las fuerzas del cambio verdadero en el Congreso de la Unión se aprestan a librar una batalla decisiva por la cuarta gran transformación de la nación.