El pasado jueves 26 de agosto, en la conferencia de prensa “mañanera”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto del tema de los matrimonios arreglados, en donde se da la venta de niñas y mujeres en la sierra (montaña) del Estado de Guerrero, señaló que no es una práctica relacionada con los usos y costumbres de los pueblos originarios e indígenas de la región.
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Aseguró que se se registra en todas y cada una de las entidades federativas de nuestro país y en todos los estratos sociales, señalando que los usos y costumbres de dichas comunidades tienen que ver con el “bien, tienen que ver con el amor al prójimo, tienen que ver con el respeto, tienen que ver con la atención a la gente más necesitada, con la ayuda mutua, con la protección a la naturaleza”.
Lamentó este tipo de prácticas, e indicó que todos juntos tenemos que luchar por una sociedad mejor, donde no sucedan estas cosas, dado que se afecta la dignidad de las personas, y que su gobierno trabaja todos los días para combatir estos casos.
Ahora bien, es importante destacar que, desafortunadamente, en nuestro país, la venta de personas, específicamente de: niñas, niños, mujeres, personas indígenas, personas “migrantes” y de la comunidad LGTTTBI, que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad, es una realidad y no sólo se da para “matrimonios arreglados”, sino también para fines de explotación sexual y trabajo forzado.
Estoy convencida como legisladora federal, que la trata de personas para los fines que sean, tiene que erradicarse y nuestro gobierno y en el Senado de la República, debemos llevar a cabo eficientes y eficaces acciones de prevención, persecución de los delitos relacionados, atención a las víctimas e implementación de políticas públicas.