Para muchos el Día de la Candelaria es el momento perfecto para disfrutar de unos deliciosos tamales acompañados de un rico atole; sin embargo, es más que eso, pues corresponde a una fusión entre las celebraciones católicas con la cultura prehispánica.
¿Qué pasa en la educación superior ante pandemia?
Ford Blue Certificate, tu oportunidad para tener un auto con la mejor calidad
Mientras que en otros países los católicos se limitan a recordar el simbolismo religioso del Día de la Candelaria, en México la festividad se fusionó con una tradición prehispánica.
En uno de los Evangelios se dice que la virgen María acudió al Templo de Jerusalén para recibir la purificación después del nacimiento de Jesús, quien también fue presentado en el recinto como dictaba la tradición hebrea.
El tamal está relacionado con cómo las culturas prehispánicas entendían el «origen» y la creación del hombre hecho de maíz, y es por eso que se comen como parte de la tradición mexicana.
Esta tradición inicia con el nacimiento de Jesús y continúa el 6 de enero, donde se recuerda el día en que Melchor, Gaspar y Baltazar llevaron oro, mirra e incienso al niño Jesús, por lo que la mayoría de las familias mexicanas acostumbran comer Rosca de Reyes.
Por lo que quien encuentra al niño Jesús en sus rebanada se convierte en el encargado de vestirlo y levantarlo del pesebre, por lo que durante esa celebración se acostumbra dar tamales a los invitados.
Pero ¿por qué tamales?
El tamal es un alimento que tiene una larga tradición prehispánica y de alto valor, por eso se utilizan en celebraciones especiales.
Éste era ofrendado a los dioses, ya que de acuerdo con la cosmovisión maya el hombre fue hecho a base de éste, por ello su importancia y su uso durante celebraciones espirituales.
