A pesar de ser originaria de un país sin mucha tradición luchística, la chilena Stephanie Vaquer busca conquistar al público mexicano. Tras su paso por WWE y Japón con la empresa Stardome (división femenina de NJPW), sabe que será complicado consolidarse en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), ya que considera al pancracio nacional una tradición en la que quiere dejar huella.
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¿Cómo te mantienes en forma durante la cuarentena?
—Ya que los gimnasios están cerrados, tuve que buscar opciones y encontré uno en el que hay restricciones para entrar. Entreno lucha sólo con la gente que vivo porque es más seguro, ya que convivo con ellos todos los días. En casa repaso técnicas de lucha olímpica, jiujitsu y ejercicios de resistencia.
¿Cómo te ha tratado la afición mexicana?
—México ya es como mi casa, en estos siete años la gente me ha hecho sentir muy bien. La afición me ha tratado de lo mejor, sin importar el bando ellos siempre me apoyan. El recibimiento que tuve en mi debut en la Arena México fue impresionante, a pesar de que no me conocían.
¿Qué es lo más complicado de ser una luchadora extranjera?
— En México hay muchas cosas que funcionan por contacto, además que, al no conocer la cultura y la forma de moverse, pues lo más complicado es adaptarse. En este país se llevan muchos años de tradición, por lo que debo demostrar un buen nivel.
¿Cómo se vive la lucha libre en Chile?
— En Chile, la lucha libre no es profesional como en México. Cuando yo estaba allá no había profesores, pero eso ha cambiado en los últimos años, ya que ahora hay más chilenos que salen al extranjero. El público es muy pequeño, la gente no sabe lo que significa la lucha libre, aunque sí hay un pequeño grupo que lo practica a nivel amateur, aunque siguen el producto japonés y americano, a México casi no lo ubican.
¿Cómo es la transición de Chile a México?
— Pues es complicado. Estar en un país en donde casi nadie ha visto en vivo este deporte y llegar a otro en donde es una tradición y tener que competir con luchadoras que tienen un alto nivel no ha sido fácil. Desde que llegué a México sabía que tenía que poner toda mi energía y entrenar más fuerte para poder llegar a un buen nivel, porque las compañeras me llevan mucha ventaja.
¿Qué diferencias existen entre la lucha mexicana, la americana y la japonesa?
— Tuve la fortuna de ser la primera sudamericana en luchar en Japón, Estados Unidos y en el CMLL, y los estilos son muy diferentes. El estilo japonés es rudo, el americano tiene más espectáculo, pero el estilo mexicano tiene una magia que no tiene ninguno y el público te transmite esa magia que no vas a encontrar en ningún otro lado.
¿Cuál fue tu impresión al entrar por primera vez a la Arena México?
— Entré por primera vez como aficionada y me sorprendió, ya que se sentía algo inigualable. La euforia que hay se percibe en el ring, en los pasillos y en las butacas. A partir de ese momento me propuse llegar a luchar en esta arena. En Japón y en Estados Unidos las arenas son muy pequeñas, pero en México es una experiencia inigualable. La sensación de pasar por primera vez el pasillo y ver a la afición nunca la voy a olvidar. El público mexicano es el que más sabe de lucha y eso te obliga a esforzarte el doble.
¿Cuál sería tu objetivo en el CMLL?
— Primero quiero luchar con todas las amazonas para encontrar un buen desafío e iniciar una rivalidad. A partir de ahí cualquier cosa es posible. Hasta este momento creo que Marcela es la rival más fuerte por la experiencia y trayectoria que tiene en los encordados.
¿Cómo fue tu experiencia en WWE?
— En diciembre de 2018, cuando regresé de una gira por Japón con la empresa Stardome (división femenina de NJPW) cuando convocaron a un tryout latinoamericano, en donde WWE buscaba nuevo talento en Chile, pero yo estaba en México, así que me llamaron y aprendí mucho. Pero mi meta final siempre fue llegar y encumbrarme en el Consejo Mundial de Lucha Libre.