A partir de este año comenzarán a limitarse los vuelos en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, debido a los trabajos de remodelación que tendrá por los daños estructurales que presenta. Ante el complicado panorama que la crisis aeroportuaria representa para la capital del país, especialistas consultados por Publimetro advierten que son pocas las opciones que quedan para resolverlo, por lo que tanto usuarios como aerolíneas deberán adaptarse a una nueva normalidad.
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Cuestionado al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que a partir de este 2022 se empezará a reforzar la Terminal 2, obra que estará a cargo del gobierno de la Ciudad de México y que contarán con 600 millones de pesos aportados por la Federación.
“Ya también se tomó la decisión de limitar el número de vuelos, no hay mucho riesgo de que se esté trabajando en reforzar la terminal y que al mismo tiempo estén las operaciones aéreas. Se van a limitar los vuelos, porque está saturado el aeropuerto”, comentó López Obrador, quien dijo que aún se analizaba la manera de operación. En posterior conferencia de prensa, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, comentó que los trabajos durarían cerca de 13 meses, iniciando a finales de este 2022.
“Me parece que es una más de las malas noticias que vamos a seguir recibiendo de aquí a que cuando menos concluya esta administración y alguien pueda retomar con sensatez, una verdadera solución para el sistema aeroportuario del Valle de México”, comentó en entrevista con Publimetro Juan Carlos Machorro, socio experto en derecho aeroportuario y aeronáutico de Santamarina y Steta. “El AICM Benito Juárez venía dando francas señales de deterioro, tenía los días contados y eso se había diagnosticado durante varios lustros y décadas”, añadió.
“Es una pena, pero el problema es estructural. Todo está cuesta arriba. El AICM se deteriora cada vez más y su ingreso principal, la TUA, se encuentra comprometida para liquidar deuda del proyecto cancelado en Texcoco hasta 2047, no tiene como ni para dónde crecer y el AIFA no resolverá el problema”, añadió.
El abogado recordó que el proyecto NAIM constituía la solución al problema más diagnosticado en materia de infraestructura aeroportuaria del país, y resolvía el deterioro e inoperatividad insalvables del aeropuerto Benito Juárez, previendo su clausura definitiva para ser sustituido en la totalidad de sus operaciones por un proyecto de largo plazo, cuya viabilidad se extendiera por el resto del siglo. “Este es un tema sobre diagnosticado, se viene analizando hace más de treinta años; ahora vemos como de hecho, al cancelar el nuevo aeropuerto, sacaron de terapia intensiva al Benito Juárez para operar indefinidamente, sin recursos y sin viabilidad y, peor aún, sin que el AIFA ni Toluca, aun operando juntos, puedan reemplazarlo”, dijo.
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Finalmente, Juan Carlos Machorro mencionó que se descarta un viraje en la administración actual y podemos prever un cierre de sexenio con un sistema aeroportuario cada vez más deteriorado en el Valle de México. “Habrá que esperar tiempos mejores; desafortunadamente gobiernos vienen y van, el país se reinventa cada seis años y los que quedamos somos los ciudadanos, esperando la suerte de los justos”, concluyó.
3 PREGUNTAS CON
¿Cuáles serían las consecuencias que puede tener el cierre de la T2?
Realmente la discusión de fondo, técnica, económica y de ingeniería, que implica un aeropuerto y el negocio aéreo, desde los últimos años se ha polarizado y se ha enfocado en ciertos aspectos que no contribuyen mucho. Para poder valorar esta declaración y todo lo que venga creo que es muy buen ejercicio hacer una reflexión sobre las realidades que vive el espacio del aeropuerto de la Ciudad de México. ¿Qué es lo que hay y hacia dónde podemos movernos?
La primera gran realidad que tenemos es que el aeropuerto de Texcoco ya no va a existir. Creo que ya deberíamos de asimilarlo, simple y sencillamente por cuestiones financieras. Como sabemos, se habían colocado bonos para poder financiar este aeropuerto, que tienen vencimiento hasta el año 2047 y hasta que eso no se pague, realmente las tarifas de uso del aeropuerto (TUAs) están comprometidas para el pago de esos bonos y no hay manera de tener recursos para poder hacer otro aeropuerto.
No podemos hablar de que un gobierno futuro vaya a meter recursos presupuestales para hacer un nuevo proyecto, con todas las necesidades que hay en el resto del país. Yo creo que sería bastante irresponsable y no va a suceder en el corto plazo.
Es decir, tenemos el Aeropuerto Benito Juárez (con todas las carencias que tiene y con todos los problemas), tenemos el aeropuerto de Toluca, tenemos el nuevo aeropuerto AIFA y si en estricto sentido, tenemos el de Querétaro y el de Puebla. Hay infraestructura que, al final, no cumple con las condiciones que nos hubiera gustado tener, pero es infraestructura y que ahí está.
Además, otra realidad es el tema de la demanda de servicios aéreos a la Ciudad de México. Sí, tiene un componente de infraestructura pero pasa también por un tema de modelos de negocios y una gestión de la demanda. Pueden pensar que la oferta y la demanda son un tema económico, pero es un tema que debemos resolver dadas las cosas y tenemos que reconocer que hay una gran demanda en el espacio aéreo de la CDMX.
A toda la gente le encanta la Ciudad de México y no les gusta Toluca, porque representa más traslados. Pero, si al final no tienes la suficiente oferta y si tienes mucha demanda, significa que –en realidad– el valor de volar a la Ciudad de México es muy alto y si esa valoración es muy alta y el precio muy bajo, está reflejando lo que tenemos: la saturación en todos los aspectos.
Pero, ¿Cómo se arregla eso? La propuesta del presidente dice que tenemos que reducir la cantidad de esa demanda y ajustarla a la capacidad que realmente tiene el aeropuerto. Una manera de hacerlo (de manera que se pueda seguir con los principios económicos) es ajustar los precios, porque al final, el valor de la Ciudad de México es más de lo que realmente te permite esa capacidad. Se tiene que cobrar más y sí tiene muchas implicaciones, porque va a salir más caro volar desde y a la Ciudad de México, pero estará empatando esa oferta con la demanda.
¿Tiene consecuencias? Claro que tiene consecuencias, pero nos da ciertas soluciones del qué va a suceder o, por ejemplo, del rol que pueden tener el aeropuerto de Toluca, el de Santa Lucía e inclusive el de Querétaro o Puebla, con toda esa demanda que existe.
Eso tendría implicaciones sobre la distribución de las conexiones regionales. Al final, salir del AICM sale más caro porque es más caro y porque hay pocos espacios.
En el sentido de la oferta y demanda, la manera más eficiente de arreglar ese problema es cambiando los precios. Eso pasa en cualquier mercado: en el del queso, en el del pan, en la leche y todos.
En otro tema, ¿de qué manera impacta el cierre de la T2 en los esfuerzos por recuperar la Categoría 1 de aviación civil?
Se tienen que cumplir con requisitos y, si no se cumplen, no nos van a permitir poder llegar a un incremento y definitivamente estar operando en un aeropuerto saturado, no ayuda.
Ganar de nuevo esta certificación es fundamental si queremos articular el resto de los aeropuertos. En tanto no sea posible abrir nuevas rutas internacionales, como en el AIFA, es fundamental esto.
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¿Qué pasaría con los vuelos de la Terminal 2? ¿De qué manera serían distribuidos?
Regresaría a la primera reflexión que hacía. Si no hay manera de atender esa demanda, la mejor manera de hacerlo es vía precios.
¿Por qué la gente quiere seguir viajando a la Ciudad de México? Porque es más valioso. El precio que pagan los aviones por estar del lado de la CDMX debería reflejar ese valor y en la medida en que ese valor se refleje, el mercado y las compañías tendrían que reorganizar su operación para poder adaptarse a ese nuevo costo.
¿Qué es lo que sucedería? Pues a lo mejor los vuelos más valiosos, los que valoran más el público, serían los que saldrían la Ciudad de México y vuelos que no son valiosos tendrían que reubicarse en otros aeropuertos.
¿Qué sostiene la demanda aérea tan alta? Son los vuelos Low cost, y esos vuelos de bajo costo (y pareciera que es lo que nos está gritando la realidad) no deberían estar operando en la Ciudad de México, porque al final del día hay pocos espacios y esos espacios deberían de asignarse a los vuelos que son más valiosos.
Creo que es muy importante para el sector tratar de ver este tema desde el punto de vista más objetivo, con los lentes que nos puede dar un análisis objetivo económico y entender que la situación que estamos viendo puede darse en muchas otras industrias y la manera de arreglarlo es alinear los incentivos económicos.