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Cuatro décadas de Protección Civil, y México no logró evitar 12 mil muertes

Entre 1980 y 2022 se perdieron más de 12 mil vidas y se gastaron más de 952 mil millones de pesos por desastres naturales en México.

Los desastres naturales en México han costado al menos 952 mil millones de pesos desde 1980 de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED). Sin embargo, el tortuguismo para impulsar la prevención –como pasa con el 23% de avance en los Atlas Municipales de Riesgo– impidió que se salvaran más de 12 mil vidas.

México es un país históricamente castigado por el poder de la naturaleza, ya sea por su inapropiada relación con el territorio, o por las omisiones de gobernantes que provocan pérdidas materiales y humanas. A lo largo de su historia, ha sido azotado por sismos, inundaciones, sequías, huracanes y erupciones volcánicas que, en la mayoría de los casos, afectan a las poblaciones económicamente más vulnerables.

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Solo entre 2020 y 2022, se suscitaron mil 622 incidentes de desastre por los que el gobierno federal gastó 64 mil 669.3 millones de pesos para intentar resarcir daños y pérdidas.

Desde 1980, los desastres más devastadores en territorio mexicano son los sismos de 1985 y 2017 (7 y 19 de septiembre); las inundaciones en Chihuahua (1990), Chiapas (1998), Puebla (1999), Veracruz (1999) y Tabasco (2007); los ciclones tropicales Dean (2002), Wilma (2005), Ingrid, Manuel (2007), Alex, Karl y Matthew (2010); los huracanes Gilberto (1988), Diana (1990) y Paulina (1998); y la erupción del Chichón (1982).

El sismo de magnitud 8.1 suscitado el 19 de septiembre de 1985 es el evento más devastador que ha enfrentado nuestro país en los últimos 50 años. Según las cifras oficiales, las pérdidas humanas por éste movimiento telúrico superaron las 6 mil personas y los costos por la catástrofe rebasaron los 70 mil millones de pesos.


Dicha tragedia ocasionó que en México se crearan el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) en 1986; y dos años más tarde el CENAPRED que por más de tres décadas ha desarrollado el Atlas Nacional de Riesgos (ANR), documento que integra información sobre fenómenos y riesgos a los que están expuestos los mexicanos y su entorno.

Asimismo, se decretó al 19 de septiembre como el Día Nacional de Protección Civil con el fin de fomentar una cultura de autoprotección y despertar el interés de los mexicanos en crear acciones de prevención que, desde entonces, han evolucionado del entendimiento del fenómeno natural, al análisis del riesgo que estos pueden ocasionar.

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¿Cómo se clasifica el riesgo?

El CENAPRED clasifica a los riesgos por desastres naturales en dos grandes grupos: geológicos (sismos, erupciones volcánicas, tsunamis, inestabilidad de laderas y hundimientos); e hidrometeorológicos (ciclones tropicales, lluvias extremas, inundaciones, tormenta de nieve, granizo y sequías).

No obstante, también contempla como desastres a los sanitario-ecológicos (epidemias, plagas y contaminación del aire, agua y suelo); a los químico-tecnológicos (incendios, explosiones, fugas tóxicas, radiaciones, derrames); y a los socioorganizativos (accidentes de tránsito, suspensión de servicios vitales, concentraciones o movimientos masivos de población).


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Geológicos (sísmico-volcánico)

En México más de 2 mil volcanes en territorio nacional; sin embargo, las zonas de mayor peligro se ubican en el Eje Volcánico Transversal, que pasa por los estados de Colima, Jalisco, Nayarit, Michoacán, México, Puebla y Morelos, y contempla a los volcanes más activos como el Ceboruco, el Volcán de Colima y el Popocatépetl que, éste último con semáforo de actividad en amarillo fase dos.

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Por nuestro país también pasa el llamado Cinturón de Fuego el Pacífico, es considerada como la región con mayor actividad volcánica y sísmica del mundo. Es por esta razón que en los estados de la costa del Océano Pacífico son en los que se originan los movimientos telúricos de mayor escala.

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De acuerdo con el Manual de Obras Civiles de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la regionalización sísmica de la República Mexicana se divide en cuatro zonas: A (muy baja), B (baja), C (alta) y D (muy alta).

Cabe señalar que, a pesar de que hay zonas clasificadas con baja peligrosidad sísmica, no significa que el peligro o la actividad sísmica sea nula; sino que la recurrencia de la sismicidad es menor y de magnitudes inferiores.

  • Zona A. Casi no hay o no presenta actividad sísmica. Yucatán, Quintana Roo, Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Coahuila.
  • Zona B. Con sismos pero con poca frecuencia. Tabasco, Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Aguascalientes, Sinaloa y Sonora..
  • Zona C. Hay sismo con mayor frecuencia. Puebla, Morelos, Ciudad de México, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Baja California, Baja California Sur, Sonora y Jalisco.
  • Zona D. Sismos frecuentes y de gran intensidad. Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Colima, Baja California, Sonora y Jalisco.
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Hidrometeorológicos (lluvias, huracanes, ciclones)

De acuerdo con el CENAPRED, el 45% del territorio nacional es propenso a inundaciones y las entidades más propensas a afectaciones por fenómenos como huracanes y tormentas tropicales son Baja California Sur, Michoacán, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Campeche, Colima, Quintana Roo, Jalisco, Nayarit, Guerrero, Tabasco, Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Yucatán.

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Los desastres no son naturales

Actualmente, los especialistas coinciden en que los desastres no son de carácter natural, sino que corresponden a un orden socionatural, ligado a factores como a la falta de planeación urbana, la desigualdad, pobreza y, en el caso de México, la corrupción.

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Los sismos de septiembre de 2017 pusieron en evidencia que los actos de corrupción de inmobiliarias y funcionarios públicos que utilizaron materiales de baja calidad y violaron reglamentos de construcción, costaron la vida cientos de personas en Oaxaca, Puebla, Morelos y Ciudad de México. En dichas entidades se declararon 700 municipios en desastre, de los cuales el 59.9% presentan un alto grado de marginación.

Prevenir es igual a respetar la ley y concientizar a la población

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A casi 40 años de la fatídica mañana de septiembre de 1985 y a seis de los sismos de 2017, la creación y el desarrollo de los Atlas de Riesgos (AMR) apenas alcanza el 23%, pues solo 582 de los 2 mil 471 municipios del país tienen cobertura de un AMR, instrumentos que, según la Ley General de Protección Civil, deben ser tomados en cuenta para la autorización de construcciones, infraestructura y asentamientos humanos.

El 60% de los 2 mil 471 municipios de nuestro país se ubican en zonas de actividad y peligro sísmico alto y muy alto, según el reporte Identificación de peligro sísmico a nivel municipal del CENAPRED, siendo Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Colima, Guerrero, Veracruz, Puebla, Morelos, Ciudad de México, Baja California, Sonora y Baja California Sur las entidades con mayor territorio en zonas de peligrosidad.

Juan Carlos Jiménez, investigador en riesgos geológicos y geofísicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres, explicó a Publimetro que las claves para la prevención de desastres como los de 1985 y 2017 están en la elaboración y el cumplimiento de los reglamentos de construcción; y, en segundo lugar, la concientización de la población sobre su vulnerabilidad.

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Jiménez Velázquez subrayó que se debe enfatizar la participación en los macrosimulacros; pero también impulsar otros promovidos desde la sociedad civil para mejorar la respuesta de la población ante un eventual desastre. “Hay muchas personas que no participan aunque sean simulacros nacionales. El peligro existe y siempre va a existir, lo importante es llevar la práctica en los simulacros”, sostuvo.

“Y retiemble en sus centros la tierra”…

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Aunque la frase “y retiemble en sus centros la tierra”, contenida en el himno nacional mexicano tiene un origen bélico, los movimientos telúricos de gran impacto de los últimos años en México provocaron que algunas personas asocien estas palabras de Francisco González Bocanegra y al mes de septiembre con la actividad sísmica del país.

Sin embargo, la comunidad científica señala que si bien los sismos que más daños provocaron desde 1980 ocurrieron en septiembre, esto no quiere decir que haya una relación o fundamento científico que asocie al mes patrio con los temblores.

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Desastres naturales más devastadores de los últimos 40 años en México

  • 28 de marzo de 1982. La erupción del volcán Chichón en Chiapas cobró la vida de alrededor de mil 700 personas.
  • 19 de septiembre de 1985. Sismo de magnitud 8.1 que dejó 6 mil personas muertas y daños por más de 70 mdp.
  • En septiembre de 1988, el huracán Gilberto provocó caos, inundaciones y 225 muertes en Nuevo Léon.
  • 1990. Las inundaciones que provocó una tromba en Chihuahua dejaron 50 muertes, 360 casas destruidas y cerca de 700 dañadas. En agosto el huracán Diana afectó a Veracruz, Hidalgo y Puebla, donde dejó 139 muertos.
  • 1997. El huracán Paulina azotó Guerrero dejando un saldo de 228 decesos.
  • Las lluvias torrenciales en Chiapas en 1998 acabaron con la vida de 229 personas.
  • 1999. Las lluvias torrenciales e inundaciones en Puebla y Veracruz  dejaron más de 200 mil damnificados y 387 muertos.
  • 2002. El ciclón tropical Isidoro provocó daños y pérdidas de más de 15 mil mdp.
  • 2005. Los ciclones tropicales Wilma y Stan azotaron a los estados de Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Veracruz causando daños por más de 21 mil mdp.
  • 2007. El 28 de octubre las lluvias provocaron una mega inundación en Tabasco que dejó al 80 % de la ciudad de Villahermosa bajo el agua, y causó declaratoria de desastre en 17 municipios de dicha entidad.
  • 2010. Los ciclones tropicales Karl, Mathew y Alex dejaron daños por más de 68 mil millones de pesos en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz.
  • 2013. Los huracanes Ingrid y Manuel afectaron Guerrero y a 21 entidades de la República. Causaron 157 muertes y daños por más de 52 mil mdp.
  • 2014. El huracán Odile es el ciclón tropical más intenso que ha tocado tierra en Baja California Sur, causando afectaciones por más de 42 mil mdp.
  • 2017. Los sismos del 7 y 19 de septiembre de magnitudes 8.1 y 7.1, respectivamente, causaron la muerte de al menos 459 personas y daños en estados como Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco, Puebla, Morelos y Ciudad de México que ascienden a más de 75 mil mdp.

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