La invasión de Ucrania a Rusia ocurrió en un momento en el que la ola provocada por la variante ómicron de Covid-19 se encontraba en un marcado descenso; y mientras ambos temas son ampliamente distintos en sus contextos, una compañía canadiense de investigación social y económica encontró un vínculo entre ambos temas: aquellas personas que rechazan las vacunas contra Covid son las mismas que apoyan la invasión de Rusia a Ucrania.
De acuerdo con EKOS Research, fundada por el graduado de la Universidad de Carleton, Frank Graves, esta inquietante conexión entre la resistencia a las vacunas y las actitudes hacia la invasión rusa de Ucrania ha sido descubierta en las últimas semanas, algo que Graves califica de “sorprendente”, “complejo” e “insidioso”.
“Nadie ha inventado todavía una vacuna contra la desinformación sobre el asalto de Rusia a Ucrania”, señala la periodista Susan Delacourt, columnista originaria de Ottawa, Canadá, para el periódico local Toronto Star.
“Graves puso a prueba la semana pasada las opiniones de la gente sobre la crisis de Ucrania y luego clasificó sus respuestas según su estado de vacunación. Lo que descubrió fue que cuanto más se oponían las personas a vacunarse, más simpatizaban con Rusia, un notorio proveedor de desinformación”, añade Delacourt.
Los encuestados con tres o más dosis de la vacuna COVID, por ejemplo, estaban abrumadoramente a favor de las sanciones contra Rusia y estaban masivamente de acuerdo en que Rusia estaba cometiendo actualmente crímenes de guerra contra los ucranianos. En la cuestión de las sanciones y los crímenes de guerra, el porcentaje de personas triplemente vacunadas que adoptaban una postura dura frente a Rusia se situaba entre el 80% y el 90%.
“En cambio, entre los que rechazaban las vacunas COVID ocurría lo contrario. Sólo el 13% estaba a favor de las sanciones económicas contra Rusia y sólo el 18% apoyaba el envío de más ayuda militar a Ucrania. Sólo el 32% estaba de acuerdo en que Rusia estaba cometiendo crímenes de guerra, en comparación con el 88% de los que se vacunaron tres veces y el 70% de los que recibieron dos dosis.
El sondeo fue realizado entre un panel online de mil 35 canadienses adultos entre el 9 y el 13 de marzo y se considera exacto dentro de los tres puntos porcentuales.
“Graves cree que estamos asistiendo a una desinformación activa. Es la explicación más plausible de cómo un segmento de la población logró trasladar su sospecha de la vacunación al escepticismo sobre lo que realmente está sucediendo en Ucrania”, añade la periodista.
Estos resultados indican que las teorías de la conspiración ya no desaparecen; ni siguen existiendo en los márgenes. “Al igual que el virus COVID, han desarrollado una notable capacidad para mutar - o “pivotar”, en palabras de Graves. Mientras que muchos de nosotros vemos la pandemia y la guerra en Ucrania como crisis separadas, aunque conmovedoras, la máquina de desinformación ha logrado conectarlas”, concluye.