Una de las costumbres más arraigadas que cada año se lleva a cabo por los fieles católicos durante la Semana Santa, es la tradicional “quema de Judas”.
Esta tradición llegó a México después de la conquista española, pues los colonizadores querían evangelizar a los indígenas y dar representación a la historia de Jesús de Nazaret.
La quema se realiza como símbolo del “bien” sobre “el mal” para la religión católica, en la que el discípulo Judas Iscariote vendió a Jesús por treinta monedas de plata, según los cuatro evangelios canónicos. Después de la traición, Judas se colgó de un árbol, pues le causó remordimiento el vender a Jesucristo.
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Sátira del diablo
En México, se hacen muñecos de cartón en forma de cabras o corderos que hacen alusión a “el diablo” y representan a “Judas Iscariote”, en algunas localidades las figuras simbólicas son sátiras de políticos, gobernadores y hasta expresidentes mexicanos que el pueblo aborrece o los considera como traidores de la patria.
Estos son realizados por artesanos cartoneros, quienes desde hace décadas se encargan de fabricar decenas de diablos de cartón, papel periódico, engrudo casero y pinturas de colores vivos, principalmente el rojo y los hacen de todos los tamaños, que van desde un muñeco de 20 centímetros hasta un metro o incluso hay quienes elaboran Judas del tamaño de una persona.
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Domingo de Resurrección
El muñeco de Judas se cuelga de un árbol, cables o mecates y se le prende fuego, en algunas ocasiones se acompaña de pirotecnia para darle más dramatismo y diversión al evento que cientos de familias católicas mexicanas festejan el domingo de resurrección.
Este día es cuando se realiza la quema de Judas, pues representa el fin de la Semana Santa y se recuerda la pasión, la muerte y el regreso de Jesús a la vida, con mucha conmoción de los feligreses.