Representantes del gobierno de Perú señalaron que el intercambio comercial con México seguirá firme pese a declaraciones recientes del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre su deseo de suspender las relaciones “económicas” y “comerciales” con Perú mientras “no haya normalidad, democracia” en el país sudamericano.
“Las muy importantes inversiones mexicanas en Perú y las nuestras en México continuarán más allá de expresiones como éstas”, dijo la canciller peruana, Ana Gervasi, en una entrevista con el diario local El Comercio. La canciller integra, junto al primer ministro Alberto Otárola, la delegación peruana en la cumbre de mandatarios sudamericanos en Brasilia en representación de la presidenta Dina Boluarte.
“Las relaciones económico-comerciales son impulsadas por los empresarios, las pequeñas y medianas empresas y otros actores de la sociedad civil de ambos países, y no por los gobiernos”
— Ana Gervasi, canciller
El intercambio comercial entre Perú y México supera los dos mil millones de dólares, según datos oficiales.
El presidente mexicano dijo el viernes que no quiere “relaciones económicas ni comerciales” con Perú mientras “no haya normalidad, democracia”. Su decisión ocurre luego de que el Parlamento le declarara “persona non grata” por sus recurrentes intervenciones sobre política peruana.
El Parlamento peruano se pronunció contra López Obrador por negarse a entregar el liderazgo del grupo económico Alianza del Pacífico a Perú como le corresponde desde diciembre. El grupo también es integrado por Chile, Colombia y México.
Tras las fricciones entre la presidenta Boluarte y el mexicano López Obrador las relaciones de ambos países han descendido a nivel de encargados de negocios.
En febrero, Perú retiró a su embajador en México luego de que López Obrador llamara “presidenta espuria” a Boluarte. En diciembre, la peruana expulsó al embajador mexicano en Lima. López Obrador ha calificado después a Boluarte como “usurpadora” y ha dicho que no es legítimamente “presidenta del Perú”.
Las discordias empezaron cuando el 7 de diciembre el entonces presidente peruano Pedro Castillo intentó disolver al Parlamento peruano para evitar su remoción del cargo, pero su apuesta no recibió apoyo de los militares ni la élite económica. Horas después el Congreso destituyó a Castillo, quien fue detenido y luego enviado a tres años de prisión provisional mientras es investigado por presunta corrupción y rebelión por la Fiscalía.
Boluarte, quien era vicepresidenta, subió al poder y enfrentó protestas en los Andes que pedían su destitución y la del Parlamento que han dejado más de 60 muertos y mil 300 heridos, según la Defensoría del Pueblo.