WASHINGTON (AP) — Estados Unidos anunció el jueves sanciones contra un grupo de personas y empresas iraníes y turcas acusadas de conspirar para asesinar a exfuncionarios del gobierno estadounidense, ciudadanos con doble nacionalidad estadounidense e iraní y disidentes.
Tres personas que viven en Irán y Turquía; una empresa afiliada a la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, que es una división del ejército del país; y dos altos funcionarios de la Organización de Inteligencia de Irán están acusados de participar en un complot para matar a periodistas y activistas, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Las sanciones contra ellos bloquean todo acceso a su dinero y propiedades en Estados Unidos y prohíben que los ciudadanos y las empresas estadounidenses trabajen con ellos.
Estados Unidos sigue enfocado en desarticular complots del ejército iraní, que ha “participado en numerosos intentos de asesinato y otros actos de violencia e intimidación contra quienes consideran enemigos del régimen iraní”, dijo el subsecretario del Tesoro a cargo de terrorismo e inteligencia financiera, Brian E. Nelson, en un comunicado.
En los últimos años, se han descubierto varios presuntos complots de asesinato.
Un agente iraní, Shahram Poursafi, fue acusado el año pasado de un complot para matar al exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, en presunta represalia por un ataque aéreo estadounidense que mató al general más poderoso de Irán, Qasem Soleimani. Poursafi fue acusado por el Departamento de Justicia estadounidense de ofrecer 300.000 dólares para “eliminar” al funcionario del gobierno de Donald Trump. Poursafi, que fue identificado por las autoridades estadounidenses como miembro de la Guardia Revolucionaria paramilitar de Irán, es buscado por el FBI por cargos relacionados con el complot de asesinato a sueldo.
Los fiscales afirman que el plan se desarrolló más de un año después que Soleimani, el jefe de la Fuerza Quds de élite de la Guardia Revolucionaria y orquestador de las guerras de poder de Teherán en el Medio Oriente, murió en un ataque aéreo dirigido cuando viajaba proveniente del aeropuerto internacional de Bagdad en enero de 2020.
