Previo a la reunión que sostuvo este miércoles 2 de agosto con el morenista Ignacio Mier —donde pactaron los términos de su eventual renuncia como presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados—, el exsecretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, abrió a Publimetro las puertas de la camioneta que lo trasladó a dicho encuentro para sincerarse sobre el momento político que enfrenta, el temor de su familia ante posibles ataques y sus compromisos en caso de tener la oportunidad de suceder en la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador.
Santiago, muchas gracias por recibirnos en este trayecto por la CDMX. Estás muy activo con estas cuestiones del Frente...
— Sí, pues vamos de trayecto en trayecto. En este momento estamos saliendo de San Lázaro, tuve asuntos que atender como presidente de la Cámara, pero pues como ves salgo a otras actividades y así ha estado en los últimos meses.
¿Ya casi dedicado 100% al Frente?
— No al 100% porque en esta etapa solo es de recabar registros y hacer algunas visitas a los estados. Vendrá lo fuerte después del primer foro y de la encuesta. En esa encuesta, de 11 que somos, pues solamente quedaremos tres y, una vez que suceda eso, la intensidad será otra.
¿Qué tanta seguridad tienes de llegar a encabezar este proyecto?
— Pues mira, la seguridad que tiene uno al entrar a una campaña. Uno entra en una campaña de esta naturaleza, que no es propiamente una campaña electoral, sino es un procedimiento interno para coordinar un Frente. Yo entre a este proceso para ganar.
En redes sociales hay un fenómeno Xóchitl. Y puede ser que se haya marcado mucho; sin embargo, no todo es Internet, también es muy importante lo que sucede allá afuera.
— No cabe duda que Xóchitl vino enriquecer el proceso, no verlo así es no ver la realidad, pero también déjame decirte dos cosas que son importantes: una, Xóchitl y yo somos amigos desde la época del 2000, desde la época del gobierno de Fox.En segundo lugar, hemos tenido muchas luchas juntos, recuperamos nuestra alcaldía, donde vivimos, que es Miguel Hidalgo y lo hicimos juntos. Y luego también, en la parte de la campaña anterior, la del 2018, ahí estuvimos y finalmente ella fue senadora y yo diputado, y como quiera que sea, pues teníamos puntos de comunicación y en común, además por ser legisladores. Entonces para mí es un gusto de tener otra vez nuevamente como aliada —porque yo así veo a quienes están aspirando para coordinar el Frente— a diferencia de un proceso electoral donde hay un eje muy adversarial, aquí lo que necesitamos es fortalecer al Frente y no puede haber una fortaleza, sino a través de la unidad, entonces tenemos que tener eso en mente: primero el Frente, primero la unidad, y después nuestra aspiración.
A Xóchitl y a ti los critican a cada rato en la mañanera. ¿Ustedes tienen comunicación cada vez que ocurre esto?
— Pues la mayoría de las veces sí, y hemos salido a la defensa uno por otro y una por el otro [risas]. Yo creo que eso es bueno, porque demuestra que en el fondo somos de un mismo equipo a diferencia de las «corcholatas», que ellos sí ya entraron en una etapa muy adversarial, de enorme división, de denuncias que están constantemente haciendo y posteriormente inclusive de patadas por debajo de la mesa. Aquí no, porque aquí queremos salir unidos y porque nos mueve lo mismo: que queremos que el país vaya por una ruta muy distinta, de modernidad, de vida institucional, de mejoramiento de cosas muy básicas: que es la salud, la seguridad. En fin, eso es lo que nos mueve.
En este proceso muy adelantado de ‘campañas’ hemos visto que en ocasiones —incluso con Claudia, cuando la están cuestionando— que se llegan a enojar. Usted también ha tenido algunos de esos episodios...
— Uno [risas].
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Bueno, uno y otro emocional cuando arrancó actividades, que incluso llegó a mencionarlo el presidente. ¿Esta es una época particularmente emotiva para ti?
— Completamente. Un proceso de esta naturaleza es emotivo. ¿Por qué? Porque lo que te llama o lo que te convoca es una convicción profunda. En mi caso, en mi interior. Yo sí estoy viendo que el país está en riesgo, sus instituciones lo están. Pero además en mi caso es todavía más personal, porque es mi vida política. Es decir, el proceso de transición hacia la democracia es un proceso que fue muy complejo, muy tardado y en el cual poco a poco fuimos cambiando las reglas de la competencia política: creamos el IFE, hoy INE, creamos instituciones democráticas para avanzar en la calidad de nuestra democracia, como el Instituto Nacional de Transparencia, el INAI, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Auditoría Superior de la Federación, el Inegi, el Coneval, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Federal de Telecomunicaciones; reformas tan importantes como la reforma energética, que nos permitía una transición a energías limpias y mucho más baratas. Igualmente llevamos a cabo la reforma en materia de derechos humanos que cambió radicalmente las cosas. Ratificamos una serie de tratados que abren a México al mundo, pero no solamente de las partes comerciales o de inversión, también de derechos humanos, porque la gran mayoría de los tratados tienen sus cláusulas democráticas, entonces poco a poco nos fuimos enrutando al país a base de instituciones nuevas y modernas.
A veces en medios se les menciona a ustedes como las «corcholatas» de la oposición. ¿Le gusta ese término?
— No, por supuesto que no. Mira, es raro, a veces se me sale, pero es raro que tú me escuches de manera frecuente decir «corcholatas», porque una corcholata es una cosa y ponerle un apodo a una persona de cosa...
Que es despectivo...
— Sí, que es despectivo. Ponerle un apodo de alguien que se siente el ‘destapador de las corcholatas’ me parece que es una regresión a los años ochentas, setentas, de un México que ya se fue, pero el presidente, en esas proyecciones en esas proyecciones de carácter psicológico —que tiene muy claras—, aunque trata de verse de otra manera, constantemente proyecta que vive en el pasado. El pasado en todos los sentidos: en el sentido político, en el sentido económico; temas de frontera como el tema de energía, como el tema de la diversidad, como el tema del feminismo, como el tema de la globalización, es decir, todos los temas de frontera... él no está en eso; ni siquiera en su discusión o su mente.
¿Qué le dicen sus hijos sobre este proceso?
— Mira, no estuvieron de acuerdo. Ninguno de ellos, ni ninguna de ellas, menos mi esposa, mi compañera. Fueron muchos años... desde que si decidí regresar como diputado: primero fue que qué tenía yo que estar haciendo en la Cámara de Diputados después de haber sido A, B, C, D, F, G y haber dado múltiples batallas y, obviamente, a veces a costa del tiempo de familia. Entonces (me decían) ‘ya, ya a descansar. Vete a tus clases que te encantan’, a la Facultad de Derecho —que voy dos veces a la semana—, tengo un despacho de abogados; regresé, me reinventé como abogado, de lo que había yo hecho hace 30 años, no es fácil. Me decía: ‘pero ¿por qué?’. Entonces, poco a poco fue una discusión, de menos a más, y ya cuando tomé la determinación de buscar la coordinación del Frente fue el momento más difícil, fueron discusiones, porque la política hoy en día —y no nomás en México— se ha vuelto una actividad que, aunque no lo dice la sociedad, medio la repudia: ‘los políticos, la clase política, los partidos políticos’ [en tono despectivo]. Entonces, te contamina todo ese ambiente. Aunque tú seas de otra manera, estás en el ambiente. Y si hay corrupción, pues es la clase política, y si estamos como estado... a veces ni siquiera diferencian. En segundo lugar, estás sujeto a infamias, a descalificaciones, a calumnias y a veces a cobardías tales que se meten con la familia.
¿Y eso temía su familia que pasara?
— Sí, me dijeron, ‘¡es un lodo, es un lodazal lo que ha creado López Obrador’. Un lodazal de la política. Y luego, pues también la parte de seguridad personal o familiar.
¿Sí tiene miedo de que pudiera llegar a pasarle algo?
— Yo no tengo miedo, pero es que... soy yo el actor. Quienes están a mi alrededor no ven exactamente las cosas ni las sienten como yo las siento. Tú eres periodista, yo soy en este momento aspirante y, obviamente, tú no estarás sintiendo lo que yo siento como una obligación y un deber interior de hacer y realizar lo que estoy aspirando, pero es claro. Tú puedes inclusive magnificar o demeritar lo que yo estoy diciendo, decir: ‘oye, es exagerado que diga que México está en una situación de urgencia. Vamos en un vehículo y yo veo que si hay un alto los coches se paran [señala al exterior de la camioneta en la que viaja], que la gente va caminando en las banquetas, ¿de qué México me está hablando el diputado Creel?’. ¿Me explico? Pero yo lo veo diferente.
Pero es una situación real. Hemos visto recientes homicidios de operadores políticos, incluso de los aspirantes de Morena. Son vidas humanas que se pierden.
— Pues sí. Nosotros, antier (lunes), el asesinato de un exdiputado, Ricardo Flores. Terrible, ahí en Nuevo León. Todo esto juega en una familia, quieras o no, y para mí sí era muy importante el apoyo de mi familia. Finalmente me dieron el sí; me están apoyando. Mi esposa me acompaña a buena parte de las giras y en los momentos importantes.Mis hijos, algunos sí, otros viven fuera —ya soy abuelo—, pero los juntamos de cuando en cuando.
Hace rato hablábamos de su época con Vicente Fox, quien ha tomado relevancia por ciertas declaraciones. ¿Qué opina de cómo se ha involucrado el expresidente en este proceso?
— Mira, mi comunicación con Fox es regular. No es que la tenga o no la tenga. Por épocas es un poquito más intensa; en otras épocas, menos, pero fue mi jefe y le estoy infinitamente agradecido. Parte de mi naturaleza es el agradecimiento por quien me ha dado una oportunidad. Ahora, ¿eso qué quiere decir que estemos de acuerdo en todo? No. Ni cuando era yo secretario de Gobernación, imagínate ahora. ¿Eso quiere decir que le voy a aplaudir todo lo que diga? No, ni tampoco lo hice cuando era secretario, a diferencia de lo que pasa en este gabinete. Eso quiere decir que, si (Fox) sale públicamente y yo veo que está afectando el desarrollo del Frente, pues salgo yo públicamente y le digo: ‘Presidente, los programas sociales actuales son de las cosas buenas que ha hecho el gobierno y deben de mantenerse y mejorarse. Lo que a mí no me gusta es que las transferencias económicas entren por una bolsa y salgan por la otra por la carestía de la vida y por los malos servicios. Ojo, el 40% del gasto de una familia de los deciles más bajos, es decir, de las condiciones socioeconómicas más difíciles se lo gastan en problemas de salud, se les va el patrimonio si es que encuentran medicamentos. Entonces, a mí la parte social, es en donde quisiera poner el acento hacia el futuro, es decir, paz, combate a la pobreza y a la desigualdad, y la inserción de México en el mundo y el mundo en México.
En el ojo público se dice que va a ser Xóchitl contra Claudia. Ya me contestó sobre el Frente, pero del lado de Morena ¿cree que sí habrá dedazo?
— Yo creo que sí. Al final del día, sí, porque no hay nada que nos diga lo contrario, nada. Todos los hechos y, otra vez, los puntos de realidad, nos están diciendo esto. Y el presidente da por engañar con la verdad [...] él es él. ‘Oye, que va a expropiar el aeropuerto de Texcoco’. ‘No, no puede ser, Poncho Romo lo va a cambiar de visión y el secretario... no no, no, ni piensen eso’. Lo hizo y ya no hablemos de lo demás. Es lo que nos dice la realidad que va a hacer, pero en el fondo da lo mismo quién sea, nadie va a variar la política de ‘abrazos y no balazos’, nadie va a variar lo que está haciendo con las inversiones en las grandes obras, nadie va a variar su política exterior, nadie va a variar su cercanía con Cuba, con Nicaragua, con Venezuela; nadie va a variar su aversión por las inversiones en energía, nadie va a variar su aversión por las pocas inversiones —cada vez menos— que se van a dar en el petróleo, nadie va a variar esa visión miope que se tiene en la relación de muchos de los países con los cuales comerciamos, intercambiamos y culturalmente y quizás somos más afines, porque en el exterior tampoco van a despedir a los embajadores tan insignes que, por ser traidores, los nombraron.
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Ahora el narcotráfico está completamente inmiscuido en varias regiones. Llama la atención escuchar de narcodrones que bombardean a la población o minas antipersona que matan a policías. ¿Cómo se puede quitar terreno a estas células del crimen organizado?
— Por eso quiero ser el coordinador del Frente, porque cuento con esa experiencia que no tiene absolutamente nadie en su hoja de servicios: haber bajado a esos niveles la violencia, haber tenido la relación que yo —como secretario de Gobernación— tenía con Estados Unidos, con Canadá con España, con Gran Bretaña y Francia y, del lado del sur, fundamentalmente con Colombia y con Panamá y, por supuesto, con Guatemala y Belice por ser nuestros vecinos. Era algo a lo que yo le ponía mucha atención porque el sistema de inteligencia es algo fundamental para poder ir moderando la violencia, el tema es que no mueran personas asesinadas violentamente; ese es el tema y no otro. Entonces, para mí era muy importante la relación continental y donde podía tener incidencia el crimen organizado. Es un problema trasnacional y, si no se entiende así, no se está entendiendo el problema. Entonces un pleito con Estados Unidos donde se corta la información, no se tiene la relación que teníamos nosotros con los europeos o con los sudamericanos o centroamericanos, pues la mitad de la batalla está perdida.
Complicado considerando que el presidente no suele salir del país.
— Por eso, por eso. La cocaína viene de los países andinos, los precursores químicos entran por Lázaro Cárdenas y Manzanillo de Asia, el armamento viene de Estados Unidos, el consumo está en Estados Unidos. Nosotros somos un país que tiene un triple problema porque aquí se cultiva parte de la droga, aquí se consume y por aquí pasa prácticamente toda la droga, o casi toda la droga, que va al mercado de consumo más grande del mundo.
¿Y qué hacer al respecto?
— Lo primero que yo haría sería convocar a una conferencia continental, porque nosotros a este momento llevamos 163,000 homicidios violentos en lo que va de la administración —más o menos, números gruesos—, 40.000 desaparecidos. Sí, pero Estados Unidos lleva más de 100,000 muertes por sobredosis de fentanilo y si contamos las muertes en Centroamérica... Nada más para que te des una idea, San Pedro Sula es una de las ciudades más violentas del mundo, nosotros tenemos seis de las más violentas del mundo y Latinoamérica es dos veces más violento que África y 20 veces más violento que Estados Unidos y que Canadá, y ya no quiero yo comparar con los países escandinavos. Entonces, Latinoamérica tiene un problema de violencia muy muy agudo [...] lo primero que haría es darle un reordenamiento y una renovación a la parte internacional del problema y lo segundo es ir armando, de manera paralela, en un programa de transición muy puntual, una policía especializada para combatir el crimen organizado bajo el mando civil de un secretario del Interior, que no tenemos y que me tardaría mucho tiempo y no lo quiero hacer... dar toda una visión sobre esa Secretaría del Interior.
Que no sería como otra guerra al narcotráfico, ¿cierto?
— No, no, no, no, al contrario, que se entienda que es un combate a la violencia y luego unas policías civiles, municipales y estatales, pero que estén formadas bajo los mismos estándares, que se formen en institutos distribuidos estratégicamente en todo el país con los mismos exámenes de confianza y con un sistema civil de carrera nacional.El policía puede ser municipal, pero eventualmente aspirar a ser estatal y después federal, independientemente de que los ámbitos deben de respetarse [...]Entonces, sí tengo una idea muy clara de lo que hay que hacer para ir reordenando la seguridad interior del país. No llego a improvisar, no llego a aprender y desde el primer día estaría trabajando en esto de una manera muy puntual, muy específica porque es el principal problema que tenemos.
¿Y aportaría esta experiencia sin importar quién coordine el Frente Amplio por México?
— Por supuesto. Estamos en una situación de emergencia nacional. Yo estoy viendo que el legado de mi generación está en riesgo, entonces yo ya tomé la decisión de estar en la primera línea de defensa de lo que creo, de lo que tengo esa convicción de que debe respetarse y reconstruirse. ¿Tengo los elementos para ello? Sí, porque me tocó construir muchas instituciones y con mayor razón tengo la capacidad y la experiencia para reconstruirlas y para reconciliar al país [...] Quienes se hayan registrado en la primaria del Frente Amplio por México van a decidir qué lugar voy a ocupar en esa primera línea de defensa, y si se determina que que alguien debe de ser coordinador o la coordinadora, pues yo estaré en esa primera línea defensa. Si me convocan a estar más cerca o más lejos de esa coordinación, pues va a depender de quien resulte coordinador; si yo estoy como coordinador voy a tratar de convocar para que todos los aspirantes estemos lo más cercanamente posible.
¿Cómo competir contra el oficialismo cuando pareciera que la ley no es la ley para algunos?
— A ver, la ley no es la ley para el presidente. Para mí sí lo es. A mí ya me dijo el el INE ‘baja estos inmediatamente’. O sea, no me tardé y di la instrucción: ‘oye, que está muy bueno, que está teniendo muchos «likes»’. ‘Que no, me lo bajan ya’. ¡Y se bajó! [...] Sinceramente, si tú te preguntas si va a estar la cancha pareja, la respuesta, si eres alguien que ve la realidad, tienes que llegar a decir ‘no’. Va a haber agujeros en la cancha, unos chipotes, a veces hasta te pueden mover la portería; el árbitro a veces va a silbar, a veces va a sacar las tarjetas, a veces no. Va a ser un público enardecido de los dos lados. Extremado, polarizado. ¿Eso se puede cambiar? Yo creo que no. ‘Oye, pero es una actitud derrotista’. ¡No! Tenemos que prepararnos para eso [...] Creo poder aportar toda mi experiencia y capacidad. En todas las coaliciones que he creado en mi vida, que han sido múltiples, y crear la coalición, el Frente, más amplio, más poderoso —políticamente— que haya existido para ganar. Si no lo hacemos, no va a suceder.
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¿Y MC no se va a sumar nunca?
— Mira, no lo sé. Yo confío en Dante Delgado, es mi amigo, es un patriota y yo creo que va a tomar una decisión correcta. ¿Cuál sea? No lo sé. Y la que tome, la voy a respetar y yo no soy de los que anda presionando ‘oigan ya súmense’, no, no, ni tampoco de los que les anda tratando de hacer una segunda o tercera lectura de sus decisiones o de sus no decisiones. Vamos a esperar, soy respetuoso. A mí no me gustaría que nadie, externo del PAN, se metiera dentro del PAN y que dijera que el PAN debe hacer A, B o C. Eso es a los militantes y a nosotros. Ahora, hay mucha gente que está enormemente frustrada que no le gusta lo que está haciendo López Obrador y que tenemos que tener la habilidad, nuestra responsabilidad y de la sociedad que nos acompaña en esto, de sacar a votar a la gente y de persuadir a quienes pueden ser persuadibles. Habrá, como tú bien dices, dos polos muy radicales; esos van a votar por quien sea de los aspirantes nuestros y de los aspirantes de Morena.
Santiago, ya llegamos a nuestro destino, así que agradezco mucho la plática que tuvimos. La mejor de las suertes en lo que ocurra dentro de este proceso.
— Muchas gracias, Nacho. Gracias por la oportunidad. Gracias a Publimetro y todos los que hacen esta labor. Que salga información objetiva, veraz y de manera oportuna.