La agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Oriente Próximo (UNRWA) se ha retractado este lunes de una información previa en la que denunciaba un robo de combustible y suministros médicos en las oficinas centrales en la capital de la Franja de Gaza, evacuadas el pasado viernes a raíz de la alerta lanzada por Israel para desalojar la parte norte del territorio.
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En un primer momento, la organización había asegurado en un comunicado que el domingo “un grupo de personas con camiones que simulaban ser del Ministerio de Sanidad” de la Franja entraron en la oficina y se llevaron parte del material, sin aportar más datos sobre el incidente. Las cámaras de seguridad no funcionan por bombardeos lanzados en las inmediaciones.
Más tarde, el propio organismo ha borrado dicho comunicado y los mensajes relacionados publicados en redes sociales al respecto y ha difundido una breve nota aclaratoria en la que niega que se hayan producido saqueos “en ninguno de sus almacenes en la Franja de Gaza”.
“Las imágenes que circulaban en las redes sociales mostraban un movimiento de suministros médicos básicos desde el almacén de la UNRWA hacia los socios sanitarios”
— Juliette Touma, directora de comunicación de la UNRWA.
La UNRWA, que se vio obligada a desalojar la sede en cuestión de horas, había recordado que material como el supuestamente robado tiene carácter “estrictamente” humanitario, por lo que había “condenado” cualquier otro posible uso que se le pueda a dar.
Por su parte, el ministro de Economía israelí, Yisrael Katz, había aprovechado la situación para, en un mensaje en sus redes sociales, acusar al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) de estar detrás del falso robo de suministros humanitarios, y tachó a la resistencia palestina de “nazi”.
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Más allá del falso robo de suministros, la agencia tiene constancia de ataques sobre al menos 23 de sus instalaciones en toda Gaza y ha abierto sus escuelas para albergar a los cientos de miles de desplazados por la ofensiva militar israelí. Cerca de 400 mil personas se han refugiado en estos centros, donde escasean los suministros más básicos.
