Recibir entrenamiento, realizar tareas asignadas, tener altos niveles de confianza, comunicación, discreción, y destacar para realizar labores de logística y planeación destacan como funciones normales y básicas en el ámbito laboral, solo que en ese caso se trata de las características que deben realizar las mujeres para desempeñarse como sicarias o jefas de grupo en México, según el informe de Crisis Group, Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos.
Puedes ver: Cárteles mexicanos ingresan 1,500 mdd por tráfico de migrantes chinos a EE.UU. y México
El reporte destaca que el número de mujeres activas en organizaciones ilegales de México se incrementó constantemente en los últimos años y explica las razones y el impacto de su ingreso al crimen organizado, así como los motivos que las llevaron a ligarse con los grupos ilegales.
Crisis Group reconoce que no hay datos oficiales sobre la presencia de mujeres en grupos criminales organizados, pero indica que según cálculos, estas representan entre el 5 y el 8% del personal activo; no obstante, son muy pocas las mujeres que escalan a los mayores puestos, de sicarias o jefas.
La organización indica que independientemente del género, los sicarios, junto con los jefes de células y jefes de plaza, reciben entrenamiento en el manejo de armas; desmembramiento y eliminación de cuerpos, así como tácticas de escape ante la presencia de grupos enemigos o fuerzas de seguridad.
Recordó que los sicarios —en este caso en específico, sicarias— desempeñan las funciones más violentas en los grupos criminales, entre ellas asesinar y deshacerse de los cadáveres para impedir su identificación.
A través de una serie de entrevistas y trabajo de campo con mujeres que se han desempeñado en esas funciones, la organización encontró que en algunos casos las sicarias parecían dispuestas a racionalizar su letal labor, se presentaban a sí mismas como “agentes de venganza”.
Revisa esto: AMLO exige pruebas a la DEA sobre presencia de cárteles del narco en el mundo
Y a pesar de la labor que realizan, los testimonios recabados por Crisis Group dan cuenta de una serie de reglas en las que basan su labor: “no infligían daño ni mataban a personas inocentes, incluidos menores”.
Así, a los grupos criminales les gusta emplear mujeres para cumplir estas funciones de sicarias porque generan menos escrutinio, y pueden actuar como guías o escoltas para grupos de migrantes sin llamar la atención de las autoridades.
Dependiendo de su desempeño, van tomando responsabilidades, puede ser coordinadoras logísticas de secuestros, extorsiones y tráfico de migrantes, que son actividades delictivas que requieren planificación, explica Crisis Group en su reporte.
Respecto a las labores como jefas de grupo, estas se encargan de dirigir a entre 10 a 20 personas reclutar a nuevos miembros; controlar quién portaba armas; determinar las sanciones para las personas que infringían las normas, y hasta lanzar ataques contra grupos rivales.
Además: Cárteles mexicanos distribuyen fentanilo hasta en TikTok, revela la DEA
No obstante, las mujeres en estas posiciones de poder temen constantemente ser traicionadas, por lo que muchas se esfuerzan por simpatizar con su equipo y cuidarlo bien, en gran medida por razones de autoconservación.
“Aquí formamos como una familia entre malandros. ... Era como una unión en que nos cuidamos entre todos”, explicó una jefa entrevistada por Crisis Group.