Desde los rugidos atómicos de Godzilla hasta las distopías de animes como Akira o Evangelion, el trauma nuclear se transformó en un motor creativo en Japón.Las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki han influido profundamente y durante décadas en la cultura japonesa, inspirando desde el aliento atómico de Godzilla o las historias en los mangas.
El título en japonés del manga "Astro Boy" es "Átomo poderoso", mientras que otros animes famosos como "Akira", "Neon Genesis Evangelion" y "Ataque de los titanes" muestran explosiones a gran escala.
"Atravesar un sufrimiento extremo" y exorcizar un trauma es un tema recurrente en la producción cultural japonesa, y esto "fascinó al público mundial", comenta William Tsutsui, profesor de Historia en la Universidad de Ottawa.
La catastrófica huella atómica
Las bombas estadounidenses lanzadas en agosto de 1945 causaron alrededor de 140.000 muertos en Hiroshima y 74.000 en Nagasaki.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las historias de destrucción y mutaciones se han asociado al temor a las frecuentes catástrofes naturales y, después de 2011, al accidente de Fukushima.
Si bien algunos poemas "describen el terror puro causado por la bomba atómica en el momento en que fue lanzada", muchas obras abordan el tema de forma indirecta, confirma la escritora Yoko Tawada.
En su libro "El emisario", publicado en Japón en 2014, Tawada se centra en las secuelas de una gran catástrofe, inspirándose en las similitudes entre las bombas atómicas, Fukushima y la "enfermedad de Minamata", un envenenamiento por mercurio debido a la contaminación industrial en el suroeste de Japón desde la década de 1950.
Godzilla encarna el recuerdo atómico
"Godzilla" es sin duda la creación más famosa que refleja la compleja relación entre Japón y la energía nuclear: una criatura prehistórica despertada por ensayos atómicos estadounidenses en el Pacífico.
"Necesitamos monstruos para dar forma y rostro a miedos abstractos", afirma Tsutsui, autor del libro "Godzilla en mi mente" (no traducido al español). "En la década de 1950, Godzilla cumplió ese papel para los japoneses, con la energía atómica, con las radiaciones, con los recuerdos de las bombas atómicas".
Muchos salieron llorando del cine después de ver a Godzilla arrasar Tokio en la película original de 1954. El tema nuclear está presente en las casi 40 películas sobre Godzilla, pero a menudo no se destaca en las tramas.
"Al publico estadounidense no le interesaban mucho las películas japonesas que reflejaban el dolor y el sufrimiento de la guerra y que, en cierto modo, hacían referencia negativa a Estados Unidos y a su uso de las bombas atómicas", según Tsutsui.
Pese a todo, la franquicia sigue siendo muy popular, y "Godzilla Resurge" tuvo un gran éxito en 2016. La película se percibió como una crítica a la gestión de Fukushima.
La civilización humana como fuente de peligro
La novela Lluvia negra (1965) de Masuji Ibuse, centrada en la enfermedad y la discriminación causadas por la radiación tras el bombardeo de Hiroshima, es una de las obras más reconocidas sobre esta tragedia. Aunque Ibuse no fue un superviviente, esto genera un "gran debate sobre quién tiene legitimidad para escribir este tipo de historias", explica Victoria Young, de la Universidad de Cambridge.
Por su parte, Kenzaburo Oe, Nobel de Literatura en 1994, recopiló testimonios reales en Cuadernos de Hiroshima, una obra documental en la que "se enfrenta a la realidad, pero intenta abordarla desde un ángulo personal", señala Yoko Tawada, incluyendo su relación con su hijo discapacitado.
Tawada, quien vivió en Alemania durante 40 años, reflexiona sobre la narrativa de Japón como única víctima de la guerra: "La educación antimilitarista que recibí hacía pensar a veces que solo Japón fue una víctima". Aunque admite que "en lo que respecta a los bombardeos, Japón fue una víctima, sin duda", insiste en que "es importante tener una visión global" que incluya también las atrocidades cometidas por Japón.
De niña, las ilustraciones de los bombardeos atómicos le recordaban "las descripciones del infierno en el arte clásico japonés", lo que "me llevó a preguntarme si la civilización humana no era en sí misma una fuente de peligros". Desde esa perspectiva, las armas atómicas no serían tanto "un avance tecnológico como algo que acecha en el seno de la humanidad", apunta.
ee (afp, Ottawa University)