A punto de cumplir cincuenta años de operación, el Refugio Franciscano A.C. enfrenta una orden de desalojo que podría poner en riesgo la vida de casi 1,100 perros y gatos rescatados del abandono y el maltrato. La medida, promovida por la Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama y avalada por el Juzgado Sexagésimo de lo Civil de la CDMX, carece de condiciones básicas para garantizar la integridad de los animales, alertó la organización.
El refugio, que desde su creación ha operado como un espacio de resguardo para animales en situación de vulnerabilidad, de acuerdo con el expediente 362/2021. El acuerdo establecía que, antes de cualquier traslado, debía construirse un nuevo espacio con módulos y jaulas adecuadas, así como áreas para cuidadores.

Entre las irregularidades señaladas se encuentra la declaratoria de incumplimiento sin verificar la inexistencia de las instalaciones prometidas; la solicitud de documentos de propiedad que no son requisito; y la exigencia de servicios como agua y luz en jaulas que nunca fueron edificadas. Estas omisiones, advirtió el Refugio Franciscano, abren incluso la posibilidad de que los animales sean tratados como bienes susceptibles de retención.
Perros vive en situación de calle
El posible desalojo ocurre en un contexto nacional crítico: en México existen cerca de 28 millones de perros, de los cuales el 70% vive en situación de calle, de acuerdo con la AMMVEPE. La falta de infraestructura pública y privada hace prácticamente imposible que otra institución pueda recibir, sin riesgo, a más de mil animales al mismo tiempo.
El refugio advierte que cualquier traslado improvisado tendría consecuencias graves: contagios, estrés, hacinamiento, negligencia o incluso la muerte de los animales. Para un movimiento seguro se requieren instalaciones construidas, transporte especializado, protocolos veterinarios y supervisión legal estricta.

Refugio exige nuevo albergue antes del desalojo
La organización reiteró su disposición a entregar el predio en un máximo de 45 días hábiles, siempre que el nuevo albergue esté terminado y en funcionamiento. De lo contrario, advierte, la ejecución del desalojo equivaldría en los hechos a abandonar a cientos de perros y gatos que dependen totalmente del cuidado humano.

El Refugio Franciscano hizo un llamado urgente a autoridades y ciudadanía para frenar lo que calificó como una injusticia: “Ellos no pueden exigir sus derechos. Nos corresponde protegerlos”.

