Opinión

Libertad de prensa, ¿y la garantía de la vida?

Foto: Nicolás Corte | Publimetro

La transición democrática sigue el estricto camino de la libertad, alejándose de los brutales ademanes del autoritarismo que condena rápidamente todo aquello que no se alinea.

A pesar de los disgustos que pudieran darle a los mandatarios en todo el mundo, es la prensa crítica quien se inserta como una red neurálgica, capaz de abrir espacios para dar cabida a todas las voces, opiniones y propuestas dentro de la gran discusión a nivel nacional. Por ello, descalificar a los medios de un plumazo deja al descubierto, indudablemente, los verdaderos rostros de quienes ostentan el poder.

Deja marcada una profunda huella sobre la fina arena del inmenso mar político donde se notan las verdaderas intenciones en lo individual, porque a la incómoda crítica nadie se escapa. Pero sin duda, ese es el papel de la prensa libre, la cual en este país ha sido golpeada sistemáticamente con el restultado brutal y lamentable del incremento de asesinatos de periodistas en lo que va de este año.

Como mencionó la Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelete, muchos estados alrededor del globo han utilizado la legislación para desinformar sobre la pandemia, para atacar a periodistas: “La prensa libre, independiente y sin censura constituye un pilar esencial de toda sociedad democrática…”, opina la expresidenta de Chile.

Tristemente México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo. Según el balance anual de Reporteros sin Fronteras, nuestro país se convirtió lamentablemente por tercer año consecutivo donde más periodistas fueron asesinados. Según los datos de RSF, el 65 % de los periodistas asesinados fueron deliberadamente señalados y eliminados. México y Afganistan siguen siendo, este año, los países más peligrosos. Mientras que India y Yemen comparten la tercera posición.

La diferencia con Afganistán es que México no está en guerra.

Tan solo en 2021 fueron asesinados 7 periodistas, dando un total de 47 muertos en 5 años y en lo que va de 2022 ya suman 3 los comunicadores asesinados, dos en Baja California y uno en Veracruz, por ello es importante cuidar y hacer un llamado a modificar el lenguaje contra periodistas y la prensa “incómoda”.

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Ahí tenemos el caso de Ciro Gómez Leyva, a quien se le cuestiona su profesionalismo por presentar críticas firmes, así como a Pascal Beltrán del Río, Carlos Marín, Óscar Mario Beteta, Joaquín López Dóriga, Víctor Trujillo, al historiador Enrique Krauze, Pablo Hiriart y Carlos Loret de Mola, entre otros tantos que han sentido el desprecio del poder en este sexenio. Uno de ellos, incluso, tuvo que exiliarse en Estados Unidos.

Y no puede negarse la importancia de la prensa en cada aspecto de la vida cotidiana, ya que el trabajo de estos profesionales desnuda, a fondo, hechos como el desafortunado desastre de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México, que aún está en investigación. No se puede tener a una prensa encadenada a la silla del gobierno.

Y ese mismo desprecio se ha calcado contra las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), las cuales fueron una pieza vital para la construcción de la democracia moderna en México y en el mundo. Ahora, a punta de acusaciones e indiferencia, de la boca de la 4T, escurre una gran mezquindad al negar la importancia de estas figuras que han encarado los peores momentos en nuestro país.

El compromiso de las OSC es visible en todos lados. El terremoto de 1985, las inundaciones en Tabasco y Chiapas de 2007, los huracanes que golpean cada año al país o el temblor de 2017 marcan hitos históricos de la importancia de la articulación de las OSC con el gobierno.

No podemos olvidar que gracias al trabajo conjunto de las Organizaciones de la Sociedad Civil se logró la autonomía de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) al entrar el siglo XXI, fortaleciéndola a favor de la sociedad, un trabajo logrado de la mano del primer gobierno de alternancia en México.

No queda duda que escuchar el crisol de voces de nuestro país es el camino para alcanzar la verdadera democracia que México reclama desde hace tantos años. Una voz y una columna que no se olvida. Dennis Maerker señalo: “Matar a periodistas es silenciar, y silencias significa el triunfo de los poderes fácticos, que recurren a la violencia para callar. En algunos casos lo han logrado con éxito, como en Veracruz”. Yo le incluiría Sonora, Baja California, Sinaloa…

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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