Sí, pero la evaluación debe ser integral, es decir, respecto de la seguridad de la población mundial en un momento histórico en que la violencia se ha recrudecido al interior de los países pero también en las relaciones internacionales. Desde luego, México es uno de los principales Estados que debe implementar medidas de seguridad profundas para proteger la vida de toda su población.
De forma concreta, debemos comenzar diciendo que absolutamente ninguna persona tiene el derecho de quitarle la vida a otra sin importar las circunstancias, ya que la propia legislación penal nunca habla de justicia por propia mano ni en los momentos de legítima defensa, ya que esas acciones van enfocadas en repeler un ataque inminente en contra de nuestra persona, nuestras posesiones o nuestras familias.
En lo que respecta a la protección de líderes, es fundamental que el trabajo de inteligencia y de protección se incremente de buena manera. En su momento se contaba con un cuerpo de seguridad para el Presidente de la República por medio del Estado Mayor que no tenía un objetivo ostentoso, sino que descansaba en la protección de la investidura presidencial porque los magnicidios tienen detrás consecuencias terribles para la gobernabilidad en un país.
Asimismo, se deben implementar protocolos para evitar estos acontecimientos que, regularmente, son perpetrados que se encuentran fuera de la realidad o que tienen severos daños psicológicos, por lo que no siempre es un acto premeditado, planeado y medido, es por ello que quienes encabezan los gobiernos deben gozar de una protección plena y suficiente para evitar tragedias que nos podemos lamentar.
Es momento que haya una cruzada internacional para erradicar la violencia en sus consecuencias pero atacando ya mismo sus causas a fin de evitar que en 10 o 15 años estemos hablando de la misma situación o un recrudecimiento de la misma que afecte la vida las mujeres y hombres en sus países.