Hasta el momento sí y de ahí deriva la razón que tiene el Rector Enrique Graue cuando se ha dirigido a la comunidad en general a través de las conferencias que ha dado en las últimas semanas. Entre los temas que ha tocado es que, en efecto, en este caso se encuentra en juego el prestigio y la ética de la Universidad Nacional Autónoma de México, una de las más importantes de habla hispana y la de mayor trascendencia en nuestro país.
Por otro lado, hace bien en tomar las cosas con serenidad no por dilación sino por reflexión. En la Máxima Casa de Estudios no se deben hacer juicios sumarios, ni se deben violentar los derechos de las personas en los procesos que contra ellos se lleven; lo saben bien por ser cuna de juristas y de defensores de derechos, así como las implicaciones que tendría el acusar sin sustento, sin escuchar a la parte responsable y sin desahogar todas las pruebas que se quiera aportar.
Lo que resulta incomprensible bajo toda óptica es el hecho de que, a diferencia de lo que pudiera ocurrir en cualquier otra parte del mundo, la servidora pública sigue despachando en su mismo cargo y, lo peor, resolviendo expedientes, participando en sesiones y actuando como si nada pasara, cuando lo ideal, por cuestiones de responsabilidad y ética es separarse del cargo para evitar entorpecer las investigaciones y evitar violentar más el Estado de Derecho.
Además de reformar de fondo el sistema educativo en todo lo que se refiere a plagio, expedición de títulos y cédulas profesionales y todos aquellos aspectos que esta experiencia nos ha señalado, es importante sentar precedentes que vayan más allá de la letra de la norma y se resuelva con base en la justicia y el enorme daño que se hace al Estado mexicano con una circunstancia como la que estamos viviendo en donde uno de los máximos jueces del país plagió su tesis.
No hay nada defendible y son estos momentos en que se debe dar la cara al pueblo de México con acciones y no con discursos vagos que tienen como fondo la protección de amigos y la defensa de la popularidad por encima del bienestar común.