Por Norma Magaña Rodríguez
Patchwork, es una técnica para construir prendas, cochas, bolsas, carpetas, etc., con piezas de tela para armar cuadros en patrones que se repiten y al unirse, forman una pieza completa, creando diseños únicos y originales.
Originalmente surgió como alternativa para hacer colchas, utilizando prendas gastadas, con partes recuperables, que tomaban un nuevo aire, al unirse y crear otras piezas; con el tiempo la técnica ha evolucionado, creando siempre nuevos e innovadores patrones, con telas nuevas, de diferentes géneros y estampados.
En el taller se sugiere utilizar trozos de tela, de diferentes prendas, que ya no se usan, o a la inversa, traen recuerdos tan gratos que se las usa en demasía, eligiendo lienzos, formas, colores, para reorganizarlos y confeccionar algo nuevo.
En el trabajo terapéutico esta herramienta que usa una forma de metáfora, permite deconstruir algo hecho, valioso, memorable, para construir algo nuevo; para descubrir que puede hacer lo mismo con su historia, contándola, fragmentándola, nutriéndose de elementos antes ignorados, descubriendo trazos que antes no había notado y por lo tanto, generando la posibilidad de narrarla de manera diferente: moviéndose de lugar, contemplando desde otra perspectiva a los actores, las situaciones, los hechos reales; puede encontrar sentidos y significados diferentes en lo vivido.
La narrativa sostiene que somos seres construidos socialmente, es decir, la suma de contextos, lugares y personas con las que convivimos; las prendas que usamos también guardan un significado para nosotros, luego entonces si sumamos retazos de historias con trozos de tela, podremos armar una historia diferente y aspirar a situarnos en un lugar preferido.
Tomemos por ejemplo a mi consultante Lorena: enviudó inesperadamente hace tres años, su duelo la inmovilizó y no pudo deshacerse de las cosas personales de Sergio. Cuando empezó a venir conmigo a trabajar su duelo, le era muy difícil expresar con palabras el dolor que traía. Me contó de las más de 40 camisas que atesoraba de él y le propuse trabajar con ellas.
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La historia fue fluyendo conforme iba cortando (deconstruyendo) las camisas en cuadros de diferentes tamaños que serían útiles para el propósito recién descubierto. Con el cúmulo de cuadros empezaron a surgir recuerdos, momentos especiales, anécdotas… su rostro se iba iluminando al contar cada historia, descubriendo el sorpresivo regalo que la vida le brindaba al hilar su historia con Sergio desde cuadros llenos de color e historias, honrando así a su amado esposo y la historia construida entre ambos.
Recuperó la sonrisa y logró agradecer en paz su partida. En el proceso elaboró tres colchas (para sus hijas y su nieto) y aún le quedan cuadros para la suya, cuya intención tiene muy clara; así como aprovechar los cuadros restantes para elaborar algo que la acompañe en el día a día.
Deconstruir y reconstruir historias tiene un efecto sanador, restaurador; los elementos se clarifican durante el proceso y al terminar, la satisfacción de un “producto nuevo” construido de historias y recuerdos, es un abrazo al alma.
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