Uno de los más grandes retos que tenía quien ocupara la silla en el 2018, era el de resolver el problema de seguridad que aqueja a nuestro país y que no hace más que empeorar año tras año. Después de casi cinco años de administración a cargo del presidente López Obrador, el panorama parece desolado y más allá de entregar resultados positivos en la materia, heredará un problema aun mas grande a quien logre ser su sucesor.
Algunas de las medidas implementadas por su gobierno en materia de seguridad incluyeron la creación de la Guardia Nacional, una fuerza de seguridad conformada por elementos de la policía militar, naval y federal; el despliegue de programas sociales y económicos para abordar las causas de la violencia; y la búsqueda de una política de reconciliación y amnistía para ciertos grupos involucrados en actividades delictivas.
Sin embargo, la efectividad de estas medidas y los resultados en materia de seguridad son temas altamente debatidos y sujetos a diferentes opiniones. Algunos críticos argumentan que la estrategia de seguridad del gobierno de AMLO no ha logrado reducir los índices de violencia y homicidios en el país, y que la falta de resultados tangibles es una preocupación continua.
Es importante tener en cuenta que la situación de seguridad en México es compleja y multifacética, y está influida por diversos factores, incluyendo el crimen organizado, la corrupción, la pobreza, entre otros.
Evaluar los resultados de una política de seguridad requiere un análisis exhaustivo y de largo plazo, tomando en cuenta diferentes indicadores y contextos específicos. Pero a la fecha, no parece que se haya avanzado en la mejora de los factores que logren la paz en la sociedad mexicana.
Durante los primeros años del gobierno de AMLO, los índices de homicidios en México alcanzaron niveles históricos, superando los récords anteriores. Aunque hubo una ligera disminución en 2020, la cifra seguía siendo alta en comparación con años anteriores.
El enfoque principal de la estrategia de seguridad de AMLO se centró en abordar las causas subyacentes de la violencia, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades. Se implementaron programas sociales y económicos para combatir estas problemáticas, como “Jóvenes Construyendo el Futuro” y “Sembrando Vida”.
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Igualmente, Se propuso una política de reconciliación y amnistía para ciertos grupos involucrados en actividades delictivas, con el fin de reducir la violencia y fomentar la paz. Sin embargo, esta propuesta generó controversia y opiniones divididas.
La necedad del presidente ha sido la suficiente para evitar corregir el rumbo en materia de seguridad en nuestro país, tal parece que el 2024 llegará y se consolidará el sexenio mas sangriento en la historia moderna de México.
Podemos a estas alturas afirmar que la estrategia en materia de seguridad ha sido un rotundo fracaso y que solo nos queda esperar que quien ocupe la silla presidencial para finales del 2024, tome decisiones racionales y acertadas para que los mexicanos podamos por fin encontrar la paz que tanto anhelamos.