En tiempos electorales lo mejor que podemos hacer es mantener la unidad, la paz y la armonía, un partido unido y sólido gana más que uno dividido, es la ley de oro.
Hoy México necesita de una oposición unida, fuerte, constructora de paz y apegada a la ley, de no hacerlo así, estaremos apostando al odio, a la división, a la confrontación y a la destrucción, y eso ya lo hacen, y muy bien, los que gobiernan.
Los perfiles son diversos, talentosos y gente de bien, y es por eso que en unidad y con diálogo debe surgir el mejor, uno que guste a la ciudadanía, que le convenza, que lo conecte, esa debe ser la prioridad, y no la de satisfacer a las cúpulas partidistas o a los que tienen el control de los padrones de la militancia.
Si verdaderamente queremos obtener la victoria, más nos valdría sumar voluntades, esfuerzos e ideales, no solo de dientes para fuera, sino con el compromiso de que nadie será obstáculo para quienes aspiran en el proceso interno.
Si comenzamos a dividirnos desde adentro, lo único que haremos es fracturar la oportunidad de hacer el cambio, no es con discursos ni diatribas como lo vamos a conseguir, es con diálogo, negociación, acuerdos y política, que se supone es a lo que nos dedicamos.
Los intereses, caprichos y la sinrazón de quien hoy gobiernan es lo que nos ha obligado a caminar juntos, pese a nuestras ideologías y principios, de ahí que la imposición y el dedazo lo debemos dejar para quienes violentando la ley ya están en campaña.
El único y verdadero objetivo debe ser México, no los intereses de grupo, partidistas, cupulares y mucho menos los particulares, esos no caben cuando realmente se busca el interés común.
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Si quieremos que las y los mexicanos nos den su voto, debemos dejar que el proceso interno siga su curso con transparencia, equidad, igualdad, piso parejo, apertura y sin descalificativos.
Hacerle el trabajo sucio al del frente solo ocasionará división, y por ende, la derrota; en Acción Nacional está por demás sabido que ese camino nos conduce al fracaso.
Por eso en el arranque de nuestro proceso interno con miras a la contienda electoral de 2024, hago un llamado a todas las fuerzas políticas que conforman el frente a trabajar en la construcción de un proyecto donde quepamos todas y todos, y no uno en donde las cúpulas tengan la última palabra.
La única forma de obtener la victoria es escuchando a la ciudadanía, trabajar con ella y hacerla parte del proyecto; transitar lejos de ésta nos llevará a deshojar margaritas.
Hago votos porque la transparencia sea el eje del proceso interno, para que nos apeguemos a la ley, sumemos a las y los ciudadanos, y tengamos como objetivo común a México.
Hoy el pulso está afuera de los partidos, está en las calles, en la sociedad, no en quienes tienen los padrones de la militancia, ni en quienes liderean; el triunfo requiere de la renuncia de los acuerdos cupulares, de grupo y partidistas, de no hacerlo así, habrá mucho que lamentar.