Si la Inteligencia Artificial pudo contribuir al reencuentro digital de los Beatles, 53 años después de disuelta la banda, las posibilidades de recreación son múltiples, incluso con fines de desprestigio político.
La semana pasada se estrenó “Now And Then,” interpretada y escrita por John Lennon, así como desarrollada por Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Con apoyo de la IA aislaron la voz de Lennon de una pista de demostración del documental de 2021 “The Beatles: Get Back,” y sobre ella completaron el reencuentro.
“Ahí estaba la voz de John, cristalina. Es muy emotivo. Y todos tocamos en ella, es una grabación genuina de los Beatles,” dijo McCartney.
Una muestra ejemplar de las ventajas y posibilidades de la IA, en contraste con el empleo en un contexto político y hasta delictivo.
Los generadores ahora son capaces de producir sonidos casi indistinguibles de las voces humanas. Cualquiera puede crear un “deepfake voice.”
Con una cuota mensual menor a 200 pesos, en menos de 15 minutos es posible reproducir mensajes falsos, como lo demostró la semana pasada el director general de Gobierno Digital de la CDMX, Eduardo Clark, ante un audio atribuido al Jefe de Gobierno Martí Batres.
En el contexto de la definición del candidato de Morena a la Jefatura de Gobierno de la CDMX —donde las encuestadoras determinan un empate técnico entre Clara Brugada y Omar García Harfuch—, el “deepfake” revelaba una supuesta intención de Batres para afectar las aspiraciones del exsecretario.
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Alberto Escorcia, periodista especializado en plataformas digitales, explicó en Milenio que este caso reflejó un avance en el uso de tecnologías para perfeccionar la manipulación digital, al intentar incluso reproducir las respiraciones o muletillas.
La IA nos permite disfrutar de reencuentros, también implica el riesgo de validar mensajes falsos.