Opinión

Columna Itinerante: El mundo que se viene por Camilo E. Ramírez Garza

Ante toda esta catástrofe y panorama terrible con aroma a fin de mundo, con el que somos bombardeados permanentemente, ¿qué podemos hacer

Reloj del Fin del Mundo.
Reloj del Fin del Mundo. (Foto: Getty imágenes) (Serhii Prystupa/Getty Images)

Todo el mundo dice que todo el mundo está cambiando, en constante transformación, que estamos terminando una época y entrando en otra, que quizás esta nueva era será todavía más incierta que la anterior, que jamás volveremos a estar como antes, que en algún tiempo éramos felices, pero que no lo sabíamos, que efectivamente debemos estar preparados, sin saber mucho para qué o cómo, pero que hay que estar preparados y atentos a los acontecimientos, porque de lo contrario sería….

Palabras más, palabras menos, esta es la receta que se ofrece día y noche desde hace décadas, sobre todo desde que los noticieros y periódicos se dedican a vender frases e imágenes para modelar la opinión pública con sus objetivos bien establecidos.

Dichas notas publicitarias, que distan de ser verdaderas noticias, tienen en común la promoción del miedo: anuncian la catástrofe permanente, creyendo que con eso incrementan el grado de verdad de lo que comunican, buscan que la gente se aterrorice para vender más y así votar cualquier cosa, a fin de, dicho sea de paso, minar el pensamiento crítico y las decisiones; es la forma más simple de evitar el diálogo y la reflexión en una democracia: empelar el terror como estrategia de impacto político y de mercado, a fin de buscar, en el retorno, hacer sentir desprotegido-protegido al ciudadano-consumidor. Esto goza de mucho éxito en la gente porque las masas —como lo explicó Freud—ya que funcionan por contagio más que por el ejercicio del pensamiento crítico, de ahí la necesidad de promover el hartazgo, la queja, la indignación y el odio en la población, para tenerla apantalladamente cautiva.

Ante toda esta catástrofe y panorama terrible con aroma a fin de mundo, con el que somos bombardeados permanentemente, ¿qué podemos hacer?

Dos cosas, simples y poderosas, tan frágiles como duraderamente limitadas y portentosas: la importancia vital de dos quehaceres en nuestro mundo, el humor y el psicoanálisis lacaniano (Ver. Ramírez-Garza, C. El stand-up comedy y el psicoanálisis lacaniano: hoy más necesarios que nunca, en Montiel-Morales, F. El inconsciente está estructurado como un lenguaje, Buenos Aires: Arrebol, 2019.) ya que operan fuera, tanto de lo políticamente correcto, como de la explotación el miedo como ética y lógica de vida, posibilitando múltiples soluciones y salidas diferentes, creativas y responsables, ante las problemáticas humanas y sociales más amplias, que, más que terribles y fatalistas, como parecen basarse y caracterizarse las interpretaciones del mundo en que vimos, se destacan por su ligereza y flexibilidad de acción, permitiendo no sólo una ampliación de los horizontes de vida, sino una subversión y, sobre todo, una construcción de algo nuevo y diferente. Expliquemos.

El humor y el psicoanálisis no trabajan ni operan con el deber ser (moral, médico, psiquiátrico, psicológico, religioso…) sino con algo sumamente único en cada persona: su singularidad, y, precisamente por ello, pueden tratar lo intratable del sufrimiento humano sin transformarlo en sufrimiento y fatalidad, en caídos y verdugos, sino en posibilidades creativas, lo que permite que tanto una persona como una institución o sociedad entera, puede elegir de manera responsable las acciones y pautas a seguir, en lugar de “resucitar” o retornar a un funcionamiento previo, rígido y fundamentalista (dictadores, buenos y malos, chivos expiatorios, guerras, odio, exclusión…) como lo que estamos viendo a lo largo y ancho del mundo y que, para poder funcionar necesita su reiteración constante, que las personas se identifiquen con esa función (fundamentalista, nacionalista, racista, bélica…) para pretender tapar la angustia que genera lo incierto, en lugar de inventar algo nuevo, diferente y, por qué no, mucho mejor.

*El autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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