Julieta Ramírez, senadora de Morena, suena fuerte como gobernadora de Baja California… y algo más. Entre pasillos de Palacio Nacional y grupos de WhatsApp en Morena, ya se empieza a cuchichear lo que muchos ven venir: Julieta Ramírez no solo se perfila con fuerza para gobernar su estado natal, Baja California, sino que también empieza a sonar en los corrillos como parte de la generación que podría mantener la racha histórica de mujeres en la presidencia.
Con 34 años, una base sólida en el Congreso y la bendición (discreta pero firme) de más de un operador electoral del círculo obradorista, Julieta está en modo ascendente.
En los sondeos que corren en canales políticos (sí, esos grupos de Telegram que todo periodista sigue), ella encabeza las preferencias en su estado, mientras que Omar García Harfuch hace lo propio en la CDMX. ¿Coincidencia? No lo creo.
Ambos forman parte del relevo generacional que la 4T ya está cultivando con miras a 2030, con juventud, lealtad al movimiento y una imagen pública pulcra. Ella, abogada y feminista con discurso firme. Él, con perfil de hombre fuerte y tecnócrata de la seguridad.
La jugada parece clara: Julieta para gobernadora en 2027, Harfuch para jefe de Gobierno, y ambos bien posicionados para lo que venga. Uno por la vía del control político y mediático, otra por la narrativa de continuidad feminista que le ha funcionado al obradorismo.
Quienes han visto de cerca los preparativos, dicen qu e en Baja California ya hay estructuras listas para impulsarla, y que los empresarios del norte no ven con malos ojos una figura joven, moderada y con línea directa a Claudia Sheinbaum. ¿Será que Morena ya está armando la fórmula 2030? ¿O es muy pronto para leer entre líneas?