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Diego Costa, un brasileño con corazón español

El 25 de octubre de 2013, la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) citó oficialmente a cinco jugadores para que tramitaran sus visas de entrada a Estados unidos y Canadá, donde la selección nacional dirigida por Luiz Felipe Scolari disputaría dos partidos amistosos, contra Honduras y Chile.

La CBF llamó a Daniel Alves, del Barcelona; a Gilvanildo Viera “Hulk”, del Zenit; a Lucas Leiva, del Liverpool; a “Marquinhos”, del París Saint Germain; y a Diego Costa, del Atlético de Madrid, quien debía ratificar por escrito a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) su deseo de jugar con España o con Brasil.

Ese día, el artillero mayor del actual campeón de la Liga de España entró en un callejón sin salida, pues si no firmaba el documento por el que expresaba su decisión de jugar para el cuadro dirigido por Vicente del Bosque, tendría que acudir de inmediato a la convocatoria de “Felipao”.

Una semana atrás, el seleccionador brasileño –campeón mundial en Corea-Japón 2002- anunció sorpresivamente que deseaba contar con el goleador del Atlético, quien expresó sus dudas por tener que escoger a España y descartar en definitiva a su país de origen, luego de que Scolari no lo convocó para la Copa Confederaciones de 2013.

Es fama pública que es un entrenador que trabaja con un grupo fijo, en el que confía aunque lo critiquen, y Diego Costa no estaba entonces en sus planes, como quedó demostrado en la integración definitiva de la “seleçao”.

Para la vigésima Copa del Mundo, ésta quedó integrada en su mayoría por jugadores que trabajan en Europa, titulares y monarcas del torneo realizado en junio pasado, vencedores de la final contra España con un convincente 3-0.

Finalmente, ante un notario público madrileño, Costa renunció a Brasil en una carta a la CBF con copia a la FIFA, haciendo saber que, con la doble nacionalidad de por medio, consideraba a España el país “que le había dado todo”.

“Es donde he desarrollado mi carrera”, explicó Diego -naturalizado español en julio de 2013-, luego de liberarse de la presión a que se vio sometido por Scolari, cuya única llamada a Costa fue para dos amistosos: frente a Italia, el 21 de marzo de marzo de 2013, encuentro en el que sustituyó a Fred Cháves Guedes, y contra Rusia, el 25 del mismo mes.

La CBF anunció que “lucharía hasta el final” con tal de tener los servicios de Diego, contrariando la opinión de Carlos Alberto Parreira: “Si no quiere venir, no hay que pelear más”, dijo el técnico brasileño de Estados Unidos 1994, mientras, con enojo inocultable, “Felipao” se iba con todo.

“Le está dando la espalda al sueño de millones de brasileños”, sentenció Luiz Felipe, secundado por Carlos Eugenio Lópes, abogado de la CBF, quien exigió que Diego Costa fuese declarado “persona non grata”, y poco le faltó que lo acusara de traición a la patria, como sí lo hicieron anónimamente miles de fanáticos en las redes sociales.

Costa militó en Braga y Peñafiel, medianos clubes portugueses, y con los “colchoneros” estuvo a la sombra de Diego Forlán, Sergio “Kun” Agüero y Radamel Falcao; fue prestado al Celta de Vigo, Albacete, Valladolid y Rayo Vallecano, para retornar al “Atleti” y conquistar a Diego Pablo Simeone, percatado del valor y la potencia de un artillero que debía ser aprovechado.

Ese muchacho hizo el milagro de los goles con los rojiblancos debido al espíritu del futbol callejero que llevaba dentro, sin haber pasado nunca por fuerzas básicas en ningún equipo, sin más instrucción que su olfato de cazador, con el atributo congénito de la fiereza en el área, de guerrero explosivo.

“Es el orgullo de Lagarto”, dice uno de los habitantes de ese minúsculo poblado del estado de Sergipe, al nordeste de Brasil, donde nació en 1989, bautizado con ese nombre en honor de Diego Armando Maradona, siguiendo una costumbre de su padre, don Zeinha, quien llamó Jair al hermano mayor; pero para recordar a “Jairzinho” Ventura Filho, el huracán mundialista de 1970.

Tras el escándalo mediático en dos países y superado el episodio definido a favor de Vicente del Bosque que tendrá que lidiar con la abundancia de delanteros, Diego Costa debutó discretamente con España el 5 de marzo de 2014 en un amistoso contra Italia, vencida 1-0 con gol de Pedro Rodríguez.

Lesionado hasta el momento de la entrega de la lista oficial definitiva de los participantes españoles en la Copa FIFA 2014, Diego fue incluido en ella y, es de esperarse, si las condiciones se dan, que vea acción en alguno de los partidos contra Holanda, Chile y Australia, en la fase de grupos.

La madre del futbolista, doña Josileide, dijo con tino al saber que él estaría en Brasil jugando por España: “Mi hijo es un gran jugador que merece estar en la Copa del Mundo, sea con el uniforme rojo o con el amarillo; eso, que quede claro, es lo de menos”.

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