Los linchamientos disminuyeron 46% durante 2020, pero, entre más estrictas eran las medidas por la pandemia, representadas por el color rojo del semáforo Covid, más linchamientos acontecieron, observó el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla.
El análisis recabó datos de la Secretaría de Gobernación del estado y a través de una búsqueda hemerográfica en medios de comunicación, el resultado fue que en 2019 sucedieron 276 casos, mientras que el año pasado se registraron 148 casos.
Puebla capital concentró el mayor número de casos con 67; le sigue Tlahuapan con nueve casos; Amozoc con siete linchamientos; Tecamachalco cinco y San Andrés Cholula con cuatro. En total fueron 45 municipios donde se registro al menos un linchamiento.
De los datos proporcionados por la Segob Puebla se desprende que 139 casos no tuvieron víctimas mortales y en nueve casos sí se consumaron con la pérdida de vida de una persona.
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Robo y secuestro, los principales motivos de linchamiento
La probable comisión de delitos patrimoniales es el principal motivo que desencadena los linchamientos en Puebla; el delito de robo a transeúnte presentó mayor frecuencia en los intentos de linchamiento, seguido de robo a casa habitación y robo sin especificar.
Por otra parte, respecto a los linchamientos consumados, el robo a negocio y el secuestro fueron los delitos que tuvieron más frecuencia.
Factores asociados con el linchamiento:
- Las condiciones de vulnerabilidad en que se encuentran las comunidades
- La percepción de estos grupos o comunidades con relación a sus condiciones de vulnerabilidad, a las autoridades y al sistema de justicia
- Las deficiencias que presentan las instituciones gubernamentales encargadas de la seguridad y la justicia
- Los factores facilitadores del linchamiento
- Las características de quienes participan y de quienes son víctimas del linchamiento
Confinamiento no evitó lichamientos
En el análisis del Consejo Ciudadano resalta que existe una relación inversa entre el semáforo epidemiológico y la comisión de linchamientos a nivel regional, es decir, entre más estrictas eran las medidas representadas por el color rojo más linchamientos acontecieron.
Del total de casos en 2020, 97 ocurrieron mientras no se había implementado el semáforo por Covid, es decir, de enero a mayo; el resto, 51, ocurrieron de junio a diciembre del 2020.
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Cuando Puebla se mantuvo en color rojo por el Covid, se registraron 10 linchamientos; en Amozoc tres; en San Andrés Cholula dos y en cuatro municipios más de la región 3 ocurrió uno, dando un total de 20 casos.
Mientras las regiones se encontraban en color naranja se registraron 15 casos; nueve de estos en Puebla y uno en los municipios de Amozoc, Epatlán, Huixcolotla, Tecamachalco, Tlahuapan y Tzicatlacoyan.
En el color amarillo ocurrieron 16 linchamientos; tres en Tecamachalco; dos en Acajete; y en Acatzingo, Aljojuca, Izúcar de Matamoros y Molcaxac, entre otros, uno cada uno.
Tadeo Luna de La Mora, investigador de la Ibero Puebla
¿Qué motiva a los ciudadanos a actuar así?
-Tres macro factores: Violencias estructurales, las que están presentes en la gente que vive en situación de pobreza y profunda desigualdad por el acceso a recursos básicos.
Causas de tipo histórico: En la capital hay policías, ministerio público, pero puede haber regiones donde el poder del estado no se hace presente, donde pudiera parecer que las personas elijen usar la fuerza propia para hacer justicia.
Acceso a la justicia y precepción impunidad: Las personas saben que seguir el camino de la justicia tradicional no resuelve estos problemas sociales, les orilla a tomar decisiones de gestionar su propia seguridad. ¿El factor crucial?, la respuesta del Estado que la ciudadanía no percibe como efectivo.
¿No hay temor porque no ha habido sanciones?
-La presencia de elementos de seguridad, militares, Guardia Nacional, de los cárteles, también han generado violencia, se empieza a normalizar y pareciera que se permite la violencia, el aumento de linchamiento corresponde a este sentimiento de percepción de que cualquiera tiene la capacidad de ejercer violencia y no pasa nada, no hay un reproche social, está bien ser violento. La impunidad es una invitación a replicar los actos de violencia.
¿Hasta qué nivel es válida la justicia por propia mano?
Bajo ninguna circunstancia deberíamos justificarla y aplaudirla. Es entender que el delito que detona el linchamiento es la gota que colma el vaso de una comunidad que está harta de tanta violencia que recibe, vuelvo a la pobreza, la exclusión social, falta de acceso a justicia, salud, educación y que viven en contexto de violencia por parte de huachicoleros, gobierno , militares, les roban, denunciaron una y otra vez y la policía no hace nada, está coludida, es un conjunto. Es la punta del icebeg de toda la violencia que carga la ciudadanía.
Hay un protocolo de reacción a linchamientos desde 2018 que se publicó por la CNDH, se perfeccionó en 2019 y ese sigue sin aplicarse, el llamado a las autoridades es que las cosas no se queden en el papel, con protocolos reactivos es insuficiente la prevención del linchamiento. El estado debería poner atención a políticas públicas enfocadas en la prevención, ya hay estudios, evidencia, ya está hecha la mitad del trabajo.
— Tadeo Luna, investigador de la Ibero Puebla