El derrumbe registrado el pasado viernes en el Cerro del Chiquihuite en el Estado de México enciende los focos en la Zona Metropolitana de Guadalajara, pues existen varias áreas donde pudiera registrarse tragedias similares.
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Según los mapas de riesgo de la Zona Metropolitana de Guadalajara, todos los municipios cuentan con al menos una zona donde existe la posibilidad de riesgo geológico, ante el desplazamiento de masas de tierra o flujos de lodo y escombro, particularmente en las zonas habitadas ubicadas junto a cerros y laderas de barrancos.
Riesgos de derrumbes por municipio
- Guadalajara: Se detectan dos zonas de riesgo principalmente, una en la zona de la Barranca del Río Santiago, desde Huentitán hasta la zona de la colonia Jalisco, mientras que en el sur se ubica en la ladera norte – noroeste del Cerro del Cuatro y hacia el poniente del Cerro de Santa María.
- Zapopan: El municipio con más zonas de riesgo. Uno de los puntos de mayor peligro son las laderas que bordean el Cerro del Colli, una de las zonas más populosas de la ciudad. También las laderas en la segunda sección de Ciudad Bugambilias, la zona de la carretera a Saltillo a la altura de la Mesa Colorada y en la región de San Esteban.
- San Pedro Tlaquepaque: La zona de mayor riesgo es la parte de las laderas sur del Cerro de Santa María y la ladera oriente y sur del Cerro del Cuatro.
- Tonalá: Las zonas de mayor riesgo son las que bordean la barranca de Huentitán, la zona de la barranca de Colimilla y en la zona norte de la carretera libre a Zapotlanejo.
- Tlajomulco de Zúñiga: Los problemas son hacia las zonas bajas del Cerro del Tajo, con afectaciones hasta Santa Anita, la zona de Santa Cruz de las Flores y los alrededores de la zona del Cerro Viejo y hacia la parte sur del poblado de San Miguel de Cuyutlán.

Poco por hacer más que desalojar los puntos críticos
Para los expertos, hay zonas de la ciudad donde nunca se debió finca, y ahora, no quedan muchas opciones más que el desalojo de las zonas de riesgo:
“Es un fenómeno muy común en laderas de cerros o montañas y se presentan principalmente en sitios donde está la combinación de dos factores: fuertes pendientes y rocas producto de gran cantidad de fracturas”, expresó Luis Valdivia Ornelas; profesor investigador del Departamento de Geografía y Reordenación Territorial de la Universidad de Guadalajara. Agregó el especialista que la presión que genera el agua que se filtra al suelo provoca el deslave o desgajamiento de las estructuras.
El especialista señaló que cuando se presentan estos fenómenos, es difícil generar mecanismos para evitar estos desprendimientos; lo único viable, dice, para evitar la pérdida de vidas, es el desalojo. Esto incluye no sólo desocupar las casas que están bajo las cárcavas que se forman de manera natural, sino también los cortes que se llegan a generar a estructuras geológicas para permitir la urbanización o el paso de carreteras u otras vialidades.
“En las zonas urbanas que están debajo de los cantiles, no hay de otra más que desalojarlos. (Los derrumbes) Es un fenómeno puntual pero es altamente destructivo, porque estamos hablando de grandes rocas que llegan a colapsar viviendas y es muy difícil establecer una técnica de estabilización” agregó el experto. Afirmó que lo único que queda es identificar estas viviendas en riesgo y desalojarlas.
Los incendios forestales y los temporales de lluvia son los momentos de mayor riesgo para estas viviendas.
