Los dos anteriores presidentes de México, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, utilizaron solamente una vez 10 sillas presidenciales en fotos oficiales y eventos, por cada una de las cuales se desembolsaron 70 mil pesos.
Calderón mandó a fabricar con cargo al erario, las 10 sillas de madera de nogal del siglo XIX, con tapiz brocado, patas torneadas y bordes de águilas imperiales, entre otros decorados y detalles de lujo.
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Según consta en documentos obtenidos vía Ley General de Transparencia por Publimetro, se reportó que únicamente se utilizaron las sillas una vez y que después fueron almacenadas en el Palacio Nacional.
La silla presidencial es un símbolo tradicional del gobierno federal, uno que el presidente Andrés Manuel López Obrador se negó a utilizar, e incluso mandó a realizarle “una limpia”, tras asegurar que estaba “embrujada”.
La Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales de la Oficina de Presidencia informó que durante el ejercicio de 2008 se realizó la compra de las 10 sillas presidenciales con un precio de 70 mil pesos cada una; los registros fueron dados de baja tiempo después, de acuerdo con la normatividad.
“Sobre el particular, y después de haber realizado la búsqueda exhaustiva de la información en los registros, archivos físicos y electrónicos de la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales; me permito informarle que se identificó la relación que describe 10 sillas presidenciales registradas en el ejercicio 2008”, refirió el área.

También especificaron que después de las altas registradas en el ejercicio 2008 no hallaron otros registros de compra hasta la fecha del requerimiento, el cual se solicitó este mes vía Ley General de Transparencia.
En el Museo Histórico de Palacio Nacional se encuentra la silla presidencial utilizada por Benito Juárez, así como por Pancho Villa, quien sólo la utilizó por unos momentos en esa foto que lo inmortalizó junto a Emiliano Zapata. También se encuentran aquí alrededor de 400 piezas históricas, provenientes de diversas colecciones públicas y privadas.
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De acuerdo con una consulta que realizó Publimetro en el Archivo General de la Nación, la silla presidencial ha sido objeto de las particularidades y excentricidades de los diversos mandatarios del Ejecutivo federal. Sobre si hubo más erogaciones para la compra de este tipo de mobiliario, Presidencia respondió que los recursos que se pagaron por este lote de sillas ha sido el único que se ha efectuado desde 1980 a la fecha, y añaden:
“… la documentación correspondiente a los años anteriores causó baja documental en términos del Lineamiento Trigésimo Sexto de los Lineamientos para analizar, valorar y decidir el Destino Final de la Documentación de las dependencias y Entidades del Poder del Ejecutivo Federal”, describió la Oficina de Presidencia.
Adiós a los símbolos
Andrés Manuel López Obrador le dijo adiós a varios símbolos de la Presidencia de la República.
Uno de ellos fue la decisión de no tener un retrato personal oficial, como el que mandó realizar en su momento Enrique Peña Nieto y por el cual se pagó una suma millonaria, situación que fue confirmada por la Oficina de Presidencia, que además negó que se haya elaborado o pagado por la foto oficial de López Obrador.
En su momento, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia, aceptó que se tiene respeto a la investidura; sin embargo, sentenció, “no se hace promoción de la persona”.
Hasta el momento el único retrato con el que cuenta el presidente es una fotografía que la Secretaría de la Defensa pidió para poder colocarla en el tope de los escalafones, en reconocimiento de que él es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
En tanto, Los Pinos fueron otro de los lugares que el mandatario se negó a ocupar, al calificarlo como “un lugar embrujado”.
Desde el 1 de diciembre, el titular del Ejecutivo federal mandó abrir para todo el público la Residencia Oficial de Los Pinos, el cual se convirtió en un recinto cultural.
Con este cambio, AMLO rompió con una tradición presidencial que data de 1934, cuando Lázaro Cárdenas del Río decidió vivir en este lugar y no en el Castillo de Chapultepec, hasta entonces residencia de los presidentes mexicanos.
En ese entonces, la Residencia Oficial se llamaba Rancho La Hormiga y fue Cárdenas quien le cambió el nombre a Los Pinos. Otro de los emblemas presidenciales de los que se despidió el actual presidente fue el avión presidencial, en específico la aeronave marca Boeing, modelo 787-8, adquirido por el gobierno del ex presidente Felipe Calderón en 2 mil 952.4 millones de pesos. “Yo no le voy a faltar el respeto al pueblo de México subiéndome a ese avión, voy a usar aviones comerciales en mis traslados por el país y por el mundo”, afirmó Obrador.
El avión presidencial se encuentra actualmente en el condado de San Bernardino, California, en espera de un comprador. “Ser presidente es un trabajo de 24 horas y 7 días a la semana. Por eso es que una de las características de ser titular del Ejecutivo es estar siempre listo para cualquier incidente que tenga que ver con el país”, señaló el tabasqueño durante el anuncio de la venta del avión presidencial.
El Estado Mayor Presidencial, el cuerpo de militares encargados de brindar seguridad al presidente, fue otro de los servicios que descartó al tomar posesión.