Nely Miranda es una campeona en el deporte y en la vida. La veracruzana sufrió en el año 2000 un accidente que la dejó tetrapléjica y también padece epilepsia, pero eso no le ha impedido convertirse en una de las mejores nadadoras de México y del mundo. En los últimos años ha sufrido crisis convulsivas; sin embargo, poco a poco se ha ido rehabilitando y sueña con estar en los Juegos Paralímpicos de Tokio y aprovechará el retraso provocado por el coronavirus para recuperarse.
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¿Cómo va tu rehabilitación?
— Gracias a Dios, ya nos autorizaron incrementar la rehabilitación con un poco más de ejercicio e ingresar a la alberca, pero debido a la situación por la que estamos pasando, eso ahora está suspendido. Vamos bien, ya no ha habido otra convulsión este año y eso me alienta a seguir echándole más ganas.
¿A qué se debió que sufrieras las crisis convulsivas?
— Cuando tuve el accidente, sufrí un derrame cerebral. Posteriormente, a los cinco años, tuve una hipoxia de cinco minutos, entonces hubo dos lesiones en el cerebro y esto generó que se desarrollara la epilepsia. Esas convulsiones son epilepsias, pero se han juntado con los clonos, que son movimientos involuntarios provocados por la lesión en la médula, y ha pasado que, cuando me dan los clonos, se activa también la epilepsia.
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¿Te ha afectado el confinamiento en tu rehabilitación?
— No, las terapias las hago en casa. Me las vienen a realizar, obviamente con los cuidados pertinentes. No he dejado de hacer rehabilitación. Prácticamente al inicio me hacían todo, pero ahora ya puedo mover los brazos, que eso ya es bastante para mí. Me falta fuerza, pero el simple hecho de ya moverlos, de poder hacer los movimientos que me indican en la terapia y realizarlos prácticamente sola, ya es bastante avance para mí. Independientemente de que ya hemos estado metiendo un poco de ligas, eso también me ayuda mucho y aunque nuestro hábitat de entrenamiento es dentro del agua, vamos buscando algunos ejercicios que sean similares a lo que hacemos adentro del agua.
¿Ya estabas buscando tu calificación a JP?
— De hecho en Lima traté de ir a una reclasificación, obviamente necesitaba la autorización de los médicos. Solicité esa autorización, pero les comenté que no sólo me revisaran fuera del agua, también tenía que competir para que ellos terminaran la reclasificación, pero los médicos dijeron que todavía no era pertinente competir por las convulsiones que había presentado en 2018 y 2019, entonces se quedó en stand by. Lo que hicimos este año fue pagar la licencia para seguir vigentes y buscando la reclasificación, pero se vino la contingencia y entonces se volvió a quedar parado este proceso. En junio, en San Luis Potosí, iba a buscar el pase para Tokio.
¿Te benefició que se retrasaran los JP?
— Así es, sobre todo para seguir los lineamientos que solicita el IPC (Comité Internacional Paralímpico), como Conade, que es la reclasifcación y de ahí ir a buscar el pase. También estoy consciente de que si no se llega a conseguir el pase a los Juegos Olímpicos no pasaría nada, simplemente me dejaría más frustrada el no haberlo intentado.
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