Una nueva ola de basura azota al mundo: residuos electrónicos o e-waste, y mientras los gobiernos de muchos países, de la mano con la industria, ya tomaron cartas en el asunto, México sigue paralizado, generando afectaciones ambientales y, de acuerdo con la Coparmex, para resolverse se necesita definición y coordinación entre gobiernos e IP.
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En entrevista para Publimetro, Javier Triana, integrante de la Comisión de Energía Coparmex CDMX, explicó que una de las primeras necesidades por satisfacer es la necesidad de definir cómo se procesarán los residuos electrónicos, pues, conforme a la legislación actual, unos componentes deben ser procesados por los gobiernos locales, pero otros por la federación.
Esto quiere decir que debe de haber una coordinación en la recolección de materiales de esta naturaleza para su correcta valorización, pues entre el 80% al 85% de sus piezas y componentes pueden ser recicladas o recusables, o sea, que existe un buen negocio en la sustentabilidad.
Los residuos electrónicos, que son todos aquellos que se generan a partir del término de vida útil o descompostura de equipo de cómputo, telefonía, televisiones, sistema desunido y un amplio etcétera, representan un grave problema para México.
Según The Global E-waste Monitor, en 2020 se crearon mil 220 toneladas de estos desechos en México, que en muchos de los casos terminan en la basura y sin tratamiento adecuado.
¿Qué dicen las leyes en México?
Actualmente hay un rezago legal, de reglamentación y técnico en materia de recuperación de residuos. La última modificación que sufrió tanto la Ley de Gestión y Manejo de Residuos Sólidos Urbanos (LGMRSU) y el Reglamento de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (RLGPGIR) fue en 2014 y fue en materia de hidrocarburos.
Y, aunque se contemplan los residuos electrónicos y se leuda el clasificado de “manejo específico”, de competencia de los gobiernos locales, existen componentes electrónicos que deben de ser considerados de “manejo peligroso”, que es de competencia federal.
La evasión de crear un marco normativo tiene repercusiones técnicas y, en consecuencia, su tratamiento es sumamente difícil; de acuerdo con Mónica Mena, colaboradora de Statista, sólo se aprovechan el 17.4% de los residuos electrónicos.
En este contexto, Triana refirió que es sumamente imperante una definición técnica y puntual para la recuperación de estos residuos, de lo contrario, llegan íntegros a los rellenos sanitarios y se convierten en desperdicios cuyo contenido, en parte, está compuesto por metales pesados como mercurio y dañan más el ambiente.
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Por ello, el especialista de la Coparmex instó a un mecanismo más ágil y, para materializar este propósito, señaló que es importante acelerar los sitios de transferencia (puntos intermedios entre la ciudad y los rellenos sanitarios o centros de disposición final de los desechos, donde ya llega el residuo separado para ser valorizado). Ello para hacer la recuperación específica del componente de dicho producto.
Desde su perspectiva personal, dijo que esto se podría facilitarse si existiera una buena coordinación entre gobierno federal y gobiernos locales con la iniciativa privada (IP), pues con ello, el Estado resuelve en gran medida la recuperación de e-waste y, al mismo tiempo, las empresas consolidan una nueva industria que, además de ser redituable, impacta positivamente en el ambiente.