Por DZ, parte 2
Tras explorar el debate filosófico y cultural sobre la eutanasia, esta semana nos adentramos en su dimensión psiquiátrica y en las historias que desafían nuestras certezas sobre la vida y la muerte. Desde la perspectiva del Dr. Vincenzo Di Nicola hasta los ejemplos de resiliencia humana, el tema de la eutanasia nos confronta con una paradoja: ¿cómo distinguir entre el derecho a decidir y la necesidad de proteger la vida? En un mundo agotado, como advierte Byung-Chul Han, el riesgo de relativizar la existencia es más real que nunca.
Una perspectiva psiquiátrica
El Dr. Di Nicola, (es un psiquiatra infantil dedicado a salvar a jóvenes suicidas), encuentra la eutanasia incongruente con su misión. Declara que no asistiría, ni incitaría a la muerte, salvo respetando órdenes de no reanimar —una postura que resuena conmigo.
¿Cómo podemos reconciliar la prevención del suicidio en algunos mientras promovemos el suicidio asistido como un “derecho” para otros, especialmente en casos de enfermedad mental? Di Nicola destaca la ambigüedad moral de distinguir entre suicidios que debemos detener y aquellos considerados “muertes dignas”.
Como señaló un colega en respuesta a su artículo, los eufemismos nublan este juicio, arriesgando abusos al clasificar a alguien como “elegible” para la eutanasia.
Incluso en países como Bélgica y Canadá, donde la eutanasia es legal para enfermedades mentales, surgen controversias por decisiones apresuradas influenciadas por la pobreza o el acceso limitado a cuidados paliativos. Di Nicola advierte sobre una “pendiente resbaladiza”, una preocupación que comparto al considerar a poblaciones vulnerables.
La resiliencia impredecible de la vida
Sin embargo, la vida a menudo desafía nuestras certezas. tengo un caso muy cercano de un chico, dado por perdido tras tres años en coma por encefalitis relacionada con COVID, sobrevivió después de que se retirara el soporte vital —una decisión distinta de la eutanasia, ya que permitía una muerte natural.
Hoy vive de forma independiente, un recordatorio de que la ciencia no siempre tiene la última palabra. De manera similar, el hermano de mi nuera, tetrapléjico a los 23 tras un accidente trágico, alguna vez pareció haber perdido su propósito.
Ahora casado, atleta paralímpico y un psiquiatra excepcional, su historia testifica el valor intrínseco de la vida, incluso en circunstancias aparentemente insoportables.
Un llamado al diálogo honesto
En la eutanasia, veo un dolor profundo de nuestro siglo: la tendencia a relativizar la vida bajo la lógica de la productividad y la conveniencia, como sugiere la algofobia de Han. Me hace preguntarme: ¿son las decisiones de eutanasia verdaderamente autónomas, o reflejan presiones como los costos de cuidado o el estigma de la dependencia? La línea es borrosa, y los riesgos —especialmente para los vulnerables— son reales.
Este debate, parte de nuestra conciencia colectiva durante milenios, es terriblemente complejo. Exige que enfrentemos la paradoja de clasificar la eutanasia, el suicidio y el suicidio asistido. Como sociedad, necesitamos un diálogo honesto, libre de eufemismos, con un profundo respeto por el misterio de la vida. Porque, como muestran el hijo de mi socio y el hermano de mi nuera, la vida guarda sorpresas, incluso cuando la esperanza parece perdida.
Reflexión final: La sociedad del cansancio y la fragilidad de la existencia**
“La sociedad del cansancio” (2015) de Byung-Chul Han advierte sobre un mundo agotado por la autooptimización implacable, donde la vida se reduce a métricas de rendimiento, y el sufrimiento es una anomalía que debe erradicarse.
Esta perspectiva agudiza las preocupaciones planteadas al inicio de este artículo, inspiradas en la reflexión de Dr. Vincenzo Di Nicola sobre “el valor de la vida, la moralidad de la muerte y el papel de la autonomía individual”.
En una sociedad que equipara el valor con la productividad, la eutanasia corre el riesgo de convertirse en un síntoma de nuestro cansancio: una rendición ante la presión de eliminar el dolor y la dependencia, en lugar de abrazar la resiliencia impredecible de la vida.
El impulso hacia la eutanasia no siempre refleja una autonomía verdadera, sino más bien un agotamiento social con la complejidad de la existencia. Al navegar este debate, debemos preguntarnos: ¿estamos honrando la elección individual o, en nuestro agotamiento, estamos devaluando el misterio de la vida misma? Un diálogo verdadero, fundamentado en el respeto tanto por el sufrimiento como por la supervivencia, es el único camino a seguir.
Las historias de resiliencia y las advertencias de Han nos recuerdan que la vida, incluso en su fragilidad, es un misterio que no podemos reducir a decisiones utilitarias. La eutanasia plantea preguntas que solo un diálogo honesto y respetuoso puede abordar. Como sociedad, debemos resistir el cansancio que nos empuja a simplificar lo complejo y, en cambio, abrazar la incertidumbre y el valor intrínseco de cada existencia.
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DZ
Fuentes
- Di Nicola, V. (2025). “La elección de Sócrates: Una perspectiva filosófica sobre la eutanasia, el suicidio y el suicidio asistido”. *Psychiatric Times*.
(https://www.psychiatrictimes.com/view/socrates-choice-a-philosophical-perspective-on-euthanasia-suicide-and-assisted-suicide).